Un libro del siglo XVI rezaba: "los magos dicen que si una persona se frota a sí misma con un diente de león será bienvenido en todas partes y obtendrá lo que desee".

jueves, 27 de noviembre de 2014

LA JAULA DE ORO





La madre que parió a Diego Quemada-Diez. A este tío le encargan desvelarnos el asesino de Kennedy y se lía a leernos el listín telefónico de Dallas al ritmo de: Aaron, Thomas, éste no fue, Aaron, Samuel, éste tampoco...

Xdiox qué tortura. Lola ha optado por viajar a Coca. Yo quería irme a mi casa, pero estaba en la jaula de oro de la propia sala; aun así, cuando el desarrollo de la peli ya era tal que me ha hecho superar el pudor de fastidiar a todo el mundo para poder salir, cuando le he pedido el abrigo a Judii, me ha hecho chantaje emocional, la muy bruja: "¿Y nos dejas aquí solitas?", ¡solitas! ¡en un cine lleno! Pero esa carita que pone me ha podido. Eso y sus comentarios al estilo: "Jo, qué pena. Creí que por fin los mataban a todos y así podíamos irnos."

Vaya elección como broche final. Infumable (salvo que te dieran un cigarrito como el del chavalín que fuma, que crece cuantas más caladas le da). Tres de tres habría sido mucho pedir, también es verdad, pero de un ciclo de cuatro...

martes, 25 de noviembre de 2014

INTENTO DE CONJURO PARA MANEL


HABRÁ QUE CREER (Alejandro Filio)


De niño pensaba que el cielo
bajito esperaba por mí
y fue despidiéndose siempre más lejos,
que un día pensé en desistir.

Después el ratón de los dientes
y magia cada Navidad,
aquel Santa Claus

que bajaba sonriente
pero nadie le pudo mirar.

Habrá que creer, habrá que creer
en Cristo, en la paz o en Fidel.
Habrá que creer, habrá que creer
en algo o en alguien tal vez.

Un beso me puso en la boca
y dijo "Soy tuya ¿lo ves?";
después en la prepa pasó por la tropa
pero fue mi primera mujer.

El patio, la gran ceremonia,
la patria la luz tricolor,
después la traición de quien roba, deshonra
y nos vende el derecho y la voz.






viernes, 21 de noviembre de 2014

LIFE ON MARS (Seu Jorge)





OMAR

 De nuevo en buena compañía.


Cuesta muchísimo creer que, como nos contaron en la presentación, se trate de actores no profesionales. La pretensión de Hany Abu-Assad al escogerlos era la de dar mayor realismo a la película. Lo consigue, pero no porque se trate de aficionados sino porque es precisamente el buen hacer de sus actores el que te hace olvidar que lo sean.



Lo que, por una parte, es un acierto (Adam Bakri), se convierte, por otra, en un escollo: tiene un físico y unos primerísimos planos tan espectaculares, unas expresiones tan tan tan emprimaverantes, que he corrido el riesgo de perderme en su rostro, en su sonrisa, en sus labios silenciosos cediendo la palabra, palabras maravillosas, a su mirada... y no volver jamás al hilo de la película. Sin embargo, ese hilo es tan real y tan crudo que volvía a recuperar mi absoluta atención.



En esta ocasión no he vuelto a mi propia infancia como con Wadjda. Ni a ninguna infancia conocida. Afortunada de mí. Es trágico pensar que a muchos, demasiados, no sólo les retrotrae a un pasado inmediato, sino a un presente continuo e interminable, bastante dulcificado en la película.



Es tremendo todo lo que se repite una y otra vez, conflicto tras conflicto, transmitido por los medios. Pero lo más terrible no nos llega porque, siendo más dramático, no tiene tanta espectacularidad como para ocupar unos minutos de informativos: el día a día y lo que supone vivir en estas circunstancias; la estrategia harto frecuente de emparanoiar al enemigo para que llegue a desconfiar de sus amigos, de los que quiere, de los que le quieren... y termine traicionándose a sí mismo. El miedo a los que sabes enemigos es terrible, pero el miedo a los tuyos es insoportable, tanto como el miedo al rechazo o al recelo de los tuyos, de los que son tu normalidad, tu referencia, tu mundo afectivo. En esta película se nos transmiten/contagian a la perfección ese miedo y esa paranoia: sospechas, tú también, de todo y de todos, anticipas traciones de todos y cada uno de los personajes, temes ser defraudado por cualquiera...


Tremenda película sin exageraciones. Cuánta crueldad entrañan las muertes, los asesinatos... pero cuánta más violencia aparece en otros miles de hechos sin sangre, tan difíciles de fotografiar, tan sin trascendencia en los medios, tan normalizados e invisibilizados si no fuese por unos poquititos Hany Abu-Assad, Gervasios Sánchez,... conocidos y anónimos.



martes, 18 de noviembre de 2014

I PUT SPELL ON YOU (Nina Simone)




I put a spell on you
Because you're mine.
I can't stand the things that you do.
No, no, no, I ain't lyin'. No.
I don't care if you don't want me
'Cause I'm yours, yours, yours anyhow.
Yeah, I'm yours, yours, yours.
I love you. I love you.
Yeah! Yeah! Yeah!
I put a spell on you.
Lord! Lord! Lord!
....'Cause you're mine, yeah.
I can't stand the things that you do
When you're foolin' around.
I don't care if you don't want me.
'Cause I'm yours, yours, yours anyhow.
Yeah, yours, yours, yours!
I can't stand your foolin' around.
If I can't have you,
No one will!
I love you, you, you!
I love you. I love you. I love you!
I love you, you, you!
I don't care if you don't want me.
'Cause I'm yours, yours, yours anyhow.


PÉRDIDAS



APARROYOS



SITUARSE EN EL MUNDO (Juan José MILLÁS)


RODI SAID (Reuters)


El pie de foto rezaba así: “Una niña yazidí es evacuada del monte Sinjar por tropas kurdas el miércoles pasado”. El miércoles pasado es ya un miércoles cualquiera. También la niña es cualquiera y cualquiera es asimismo el conflicto del que huye en la caja medio oxidada de un camión cualquiera. Medio mundo está en fuga. Hay quien huye de la guerra, quien del hambre, quien de las dictaduras, quien de las persecuciones religiosas, quien de las catástrofes naturales… En la mirada de los desplazados suele hallarse una mezcla de impotencia, de estupor, de miedo y conformismo. El rostro de esta niña descoloca porque se advierte en él más rabia de la común; más tenacidad de la normal; más desafío del que estamos acostumbrados. Todo ello se aprecia en la imperturbabilidad de su mirada, en el ligero gesto de desprecio de los labios, en las greñas de pelo sucio que cubren parcialmente su cara, pero también en el modo en que su cuerpo emerge sobre el de los demás como para situarse en el mundo y averiguar hacia dónde se dirige, quizá hacia dónde saltar.

¿Qué habrá sido de ella después de tantos miércoles (la fotografía se publicó en agosto), adónde habrá ido a parar con su único jersey, su única falda, su única ropa interior, sus únicos zapatos? ¿Estará enferma, sana, irá a la escuela, conseguirá comer todos los días? No sé, chica, si te hemos leído bien, si hemos sentido lo que deberíamos al contemplar tu foto, si este artículo es de los que se utilizan para empedrar el infierno de buenas intenciones. ¿Pero cómo pasar la página del periódico sin recortarte?


http://elpais.com/elpais/2014/10/30/eps/1414695217_359158.html


Se me ocurre un informativo sin palabras, compuesto sólo de zooms de miradas de los protagonistas de cada noticia.

ESPERADORES. LA POBRECITA ESPERADORA


Un día jugué a que me dejaban plantada. Salí de casa con un libro de amor en la mano y una peonía muy visible en la solapa, como he leído/visto en tópicas citas a ciegas decenas de veces.

Entré en una cafetería, me senté en una mesita con dos sillas, me abstuve de descargar mis cosas en la vacía y pedí dos cafés al camarero cuando vino a atenderme. No hice nada más en el tiempo que siguió. Esperar. Mejor dicho, hacer como que esperaba...

El camarero insistió en invitarme a mi cuarto café, mientras yo pedía, por cuarta vez, que no retirase la taza fría, gélida, de mi supuesta cita.

Las miradas habían ido haciéndose más numerosas y frecuentes, más soslayadas, vestidas de una expresión o más triste o más jocosa. Llegó un momento en el que incluso parecía que los que entraban por primera vez desde la calle venían ya con su mirada compasiva puesta. Si hubiesen existido los móviles, habría llegado a creer que era efecto de un "Pásalo".

Si bien al principio no me sentí mal en absoluto y tuve que esforzarme en fingir una secuencia de desilusión no exagerada, progresivamente, acompañando al cambio en las miradas ajenas, empecé a contagiarme. A mí también me daba lástima esa hipotética pobrecita ¿desesperada como decían los ojos extraños? ¡al contrario! una pobrecita esperadora, incapaz de desesperar por más que pasasen otras 2 horas más.

De pensar en la pobrecita a convertirme en ella medió sólo un paso. Primero me la imaginé extraña, disociada de mí, como si la estuviese viendo en otra mesa, mimetizándome con los que en ese momento me miraban a mí creyéndome la pobrecita esperadora. Me dio por pensar: ¿qué sentirá? ¿No se levanta porque espera o porque el peso de las expectativas de los demás se lo impide? Le di entidad, creé lo que no tenía existencia previa sólo por el hecho de darle forma en mis pensamientos. Empezaron a asaltarme otras preguntas a las que sólo podía responderme poniéndome en su piel: Si yo fuese ella ¿cuál sería mi estado de ánimo? ¿qué impresión tendría de él, el que me había plantado? ¿seguiría esperándole tanto tiempo? Había pasado a empatizar con un ser que minutos antes ni siquiera existía. Empaticé tanto y tanto, y durante tanto tiempo, que terminé bajo su piel sin darme cuenta, autosugestionada, convertida de verdad en una pobrecita a la que habían plantado. Estaba a punto de echarme a llorar, y no había ya nada de ficción.

Me levanté cabizbaja, evitando enfrentar las emociones de los otros, demasiado abatida como para soportar el abatimiento empático del resto. Caminé lentamente hacia mi casa, autocompadecida, sin apetito, con ganas sólo de esconderme acurrucada bajo el edredón.

Llevo dos días metida en la cama, escuchando lo único que ahora me resulta soportable: soul. Deprimida y convencida de que no pienso volver a tener una cita más en mi vida.

 
Gürbüz


lunes, 17 de noviembre de 2014

ESPERADORES. PERDIÉNDOLO TODO POR UNOS ZAPATOS INNECESARIOS


He tenido un sueño imposible, con alguien imposible (contra el que tengo prejuicios que sólo un sueño franquea lo suficiente como para tratarlo sin trabas y superarlos). Y lo he perdido por buscar unos zapatos durante un tiempo incontable cuando ya estaba calzada. Macarrones, ramos, todos los gaditanos en mi casa, también Lorenzo y todos -que no son gaditanos-, 6 teles en el salón y mis cosas arregladas, excepto los zapatos.

DOISNEAU - La douche à Raizeux. 1949


La historia de mi vida ni siquiera escapa a mis sueños: cosas extraordinarias que no llegan, que difícilmente llegarán y que, cuando milagrosamente llegan, se esfuman por cualquier trivialidad o asustados de la cotidianidad.

Lo más triste de todo es que siempre suelo ir descalza.

QUÉ VIDAS, QUÉ VIDAS HEMOS TENIDO




Siempre me tenían como criada, como Juaniquiqui. Iba a comprar carburo, creo que para mezclar con la cal, para blanquear las paredes. Sí, también para los candiles, íbamos a la casa del abuelo cuando tenía que descargar.

Era pequeña, tenía edad del colegio, y me mandaban donde mi padre. Tenía que atravesar el puente romano, -bueno, que sólo la mitad era romano-, con unas heladas de aúpa, que las mondongueras me daban morcilla recién cocida para que me la fuera comiendo por el camino, a la vuelta, y entrara en calor. Mi padre me daba el botecito de cristal con la sangre de las vacas, a lo mejor eran de cordero, con unas bolitas para que no cuajara. Yo tenía que ir moviéndolo para que la sangre no se coagulara y se lo llevaba a Leo, la analista. Yo la llamaba doña Leo. Se murió ya, y detrás el marido.

Luego, en los embarazos, era ella la que me los diagnosticaba. Me decía: Vete a comprar o date una vuelta a la plaza, y en media hora me daba el resultado. ¿Qué quieres, que te diga que sí o que no? Y si le decía no, ella: 

- Pues va a ser que sí. 

- ¡Es que ya serán 4!

- Yo tb tengo 4.

- Pero tú tienes quien te los cuide.

- Eso sí, eso sí.


Qué vidas, qué vidas hemos tenido, hija mía.



sábado, 15 de noviembre de 2014

WADJDA. TAN LEJOS, TAN CERCA.




La serendipia ha tenido mucho que ver en que yo viera esta película de 2012. Apareció como recomendación en Aularia y, al buscar si pertenecía al circuito comercial, no sólo vi que no (al menos no actualmente), sino que tenía 5 días para comprar la entrada porque la iban a poner dentro de un ciclo de cuatro películas de una asociación (la primera ya la habían pasado y ésta era la siguiente), Salamanca Acoge.

Me ha gustado mucho. Nos la presentaron ya con una premisa atractiva: Rodada en Arabia Saudí, la directora, Haifaa Al-Mansour, tuvo serias dificultades para conseguir su sueño, su bicicleta verde, y en no pocas ocasiones, especialmente en exteriores, tuvo que dirigirla oculta en una furgoneta y dando instrucciones a su equipo por walkie-talkie.

Además fui a verla con dos de mis personas favoritas en el planeta, lo que contribuye al buen recuerdo que me deja ya

Es una película de trama (que no de filmación) sencilla, no apta para quienes no pagan para ver en cine la cotidianidad, lo que de extraordinario tiene el día a día y, en mi caso, exactamente el tipo de cine por el que doy por más que bien empleado el dinero.

Me ha recordado mucho a la fantástica Buda explotó por vergüenza.



Pero también a mi propia infancia en colegio de monjas, y concretamente a un episodio hilarante y ridículo que hacía mucho tiempo no recordaba:

Durante un recreo saltaron al patio dos chicos amigos de no sé quién. La reacción de las monjas al verlos fue difícil de creer: Mientras dos de ellas se pusieron a perseguirles, escoba en mano, intentando conservar a muy duras penas la toca y la dignidad mientras ellos las driblaban, el resto de las monjas nos arrinconaban (a 400 alumnas) contra el porche y pretendían que no nos riésemos de la situación al grito de: "¡Tenéis el diablo dentro!". Yo ya tenía 14 años y, posiblemente, el diablo dentro, de modo que me pareció una de las escenas más surrealistas y locas que he vivido nunca. Sus reacciones reaccionarias convirtieron una anécdota que jamás habría tenido trascendencia para mí, en algo inolvidable.

Al ver esta película he vuelto al pensamiento que me asalta cuando viajamos y veo a los europeos quejándose o valorando como anomalía insana la vida en los países visitados: el pensamiento de que tenemos una memoria muy breve y, por ello (o como causa de ello, no lo sé) una discapacidad alarmante para reconocernos en los otros. La sociedad de Wadjda, tan lejos de nuestro presente que nos parece irreconocible y ajena; tan cerca de nuestros recuerdos que cualquiera de nosotras podríamos haber solapado su infancia con la nuestra, haber confundido a su madre con la nuestra, espoleando nuestros sueños para superar la realidad limitante y convertirnos, a contracorriente, en insumisas voladoras; aconsejándonos acomodarnos sólo para usar lo inamovible como trampolín para saltar a por lo imposible.






 

domingo, 9 de noviembre de 2014

HIT THE ROAD, JACK (Ray Charles)


Bill Ray



(Hit the road Jack and don't you come back no more, no more, no more, no more.)
(Hit the road Jack and don't you come back no more.)
What you say?
(Hit the road Jack and don't you come back no more, no more, no more, no more.)
(Hit the road Jack and don't you come back no more.)

Woah Woman, oh woman, don't treat me so mean,
You're the meanest old woman that I've ever seen.
I guess if you say so
I'm gonna have to pack ma things and go. (That's right)

(Hit the road Jack and don't you come back no more, no more, no more, no more.)
(Hit the road Jack and don't you come back no more.)
What you say?
(Hit the road Jack and don't you come back no more, no more, no more, no more.)
(Hit the road Jack and don't you come back no more.)

well baby, listen baby, don't ya treat me this-a way
Cause I'll be back on my feet some day.

 (Don't care if you do 'cause it's understood)
(you ain't got no money you just ain't no good.)
Well, I guess if you say so
I'm gonna have to pack my things and go. (That's right)

(Hit the road Jack and don't you come back no more, no more, no more, no more.)
(Hit the road Jack and don't you come back no more.)
What you say?
(Hit the road Jack and don't you come back no more, no more, no more, no more.)
(Hit the road Jack and don't you come back no more.)

well!!
(don't you come back no more.)
Uhh what did you say?
(don't you come back no more.)
i did not understand it
(don't you come back no more.)
i came to talk it over
(don't you come back no more.)
i thaught we had a better understanding
(don't you come back no more.)
oh baby dont be so chicken
(don't you come back no more.)
you dont want to see me cry x2
(don't you come back no more.)
oh baby it isnt fair
ooh yeahh

¿ESTÁS LLORANDO?



viernes, 7 de noviembre de 2014

EL DESAMOR (Benjamín Prado)



9N o EL COLOR DEL DINERO




Dos asuntos totalmente distintos, a mi entender, hechos una trenza para que no pueda distinguirse uno de otro, sirviendo así a intereses de un lado y el contrario, panem et circenses.

La consulta y el nacionalismo.

Partidaria absoluta de la consulta, de cualquier consulta, no deja de sorprenderme, en cambio, que los nacionalistas manifiesten que lo que detestan es el nacionalismo de los otros. Es chocante cuanto menos, porque los rasgos que detestan los unos de los otros son sus mutuos reflejos. Y, sobre todo, porque siempre omiten el verdadero argumento que les mueve a pedir/negar: el dinero.

Como el independentismo es un tema que colea desde hace muchísimo tiempo, me ha dado tiempo a darle cien mil vueltas, y siempre llego a reducciones al absurdo (posiblemente por desconocimiento): Vamos a dar por hecho (imaginemos) que se legitima no sólo la consulta sino incluso un referendum vinculante. Cuando Catalunya fuese una nación de hecho y derecho, si hay allí un gropúsculo -digamos un 20%- de españoles que quieren que su barrio, su pueblo... continúe siendo español, y siguiendo la lógica, la razón y la ética que subyacen al derecho que enarbolan los independentistas, si son coherentes, deberán dejar que esos grupos convoquen un referéndum a su vez. Israel y Palestina. Y lo mismo con cualquier comunidad o grupo que quiera declararse independiente. Tendríamos, así, un grupo numeroso de catalanes esparcidos por un territorio, con sus propias dependencias estatales; y seis o siete países más pequeños, diseminados a su vez, y con sus propias dependencias territoriales, leyes... Balcanes. Siguiendo el proceso hasta el infinito, si siguiesen las discrepancias internas y naciesen nuevos deseos de secesión, terminaríamos teniendo familias y hasta individuos políticamente independientes, con sus propias leyes, sus propios derechos, sus propios presupuestos y tributos. Bastaría con que un individuo se declarase independiente de un estado, sea España, Catalunya, Euskadi... para que no tuviera ninguna obligación de pagar impuestos o de cumplir ninguna ley que no sea la suya.

Otra cuestión más sobre la que peregrino es la del territorio: ¿pueden los habitantes de un territorio común apropiarse de él sin contar con el resto de los propietarios? De ser así, no sé qué hacemos pagando las hipotecas o alquileres de los pisos que habitamos. Basta con que nos declaremos independientes y el lugar de residencia se convertirá en nuestro. Por otra parte, si el territorio mayoritario de Baleares pertenece a alemanes ¿cuál es el criterio para que Merkel no pueda considerarlo territorio alemán y gestionarlo como tal? En el sur, Gibraltar iría extendiendo sus fronteras con idénticos argumentos, puesto que los británicos poseen no pocas propiedades y negocios. Rusia también tendría su colonia en España. Finalmente, lo que terminamos legitimando es que China, de quien seremos colonia en la práctica, pueda arrogarse cualquier día su soberanía sobre todo nuestro territorio.

Me duele, además, que los que más encienden los ánimos (con la bandera que sea), los titiriteros, en la práctica son apátridas: tienen residencias en cualquier país, su dinero está invertido y/o escondido en multinacionales y paraísos extranjeros, sus hijos estudian y residen en London o USA; pactan beneficiar a otro país/empresa en detrimento del propio siempre que la ganancia individual sea suculenta, trabajan para emporios esquizofrénicos con nacionalidades múltiples: son suizas o luxemburguesas para la evasión, indias para la producción, europeas para la venta...

Sé que mis planteamientos son simplistas, posiblemente ignorantes y, seguro, resultado de lo único que sé: que no entiendo nada, pero que no hay mayor resorte para la rebelión que el que te prohiban algo por cohones. Y eso lo saben ambos, los que juegan con blancas y los adversarios (colegas fuera del tablero, coaccionistas en no pocos negocios, cómplices silenciosos de no pocas "correrías", pactadores tácitos de tantas jugadas y jugarretas).

No sé si tiene mucho sentido tanto enfrentamiento, tanta rabia, tanta división divisible hasta el 1, hasta el individuo. Y puede que hasta el 0, hasta la nada.

TE MERECES




He estado pensando (qué raro) y lo primero que he rumiado ha sido la idea -vieja idea- de que te mereces a alguien especial a tu lado. Esa vieja idea ha adquirido hoy un matiz nuevo: te mereces a alguien especial, pero además alguien que sea reposo de guerrera. No alguien no sólo que no resuelve problemas, sino que los crea cuando no los hay. Alguien que, cuando más sobrepasada estés, te haga pensar: Pero le tengo a él y sólo por eso ya merece la pena latir.

No alguien tan auto-absorbido, egocentrado, egolatrado, que convierte un dolor de uñas en la mayor tragedia de vuestra convivencia mientras te tragas las ganas de aterrizarle en el planeta, sólo por no empeorar las cosas.

Te mereces un hombre-bálsamo que sane tus heridas sin cuestionarte cómo o dónde te las hiciste, no un hombre-juez implacable que llegue incluso a la crueldad de cuestionar si no te las habrás ganado a pulso a fin de cuentas.

Te mereces un hombre-cuna que te mezca cada tarde, al llegar a casa, sin siquiera preguntarte si es lo que necesitas.

jueves, 6 de noviembre de 2014

É ISSO AÍ (Seu Jorge y Ana Carolina)











É isso aí!
Como a gente achou que ia ser
A vida tão simples é boa
Quase sempre
É isso aí!
Os passos vão pelas ruas
Ninguém reparou na lua
A vida sempre continua

Eu não sei parar de te olhar
Eu não sei parar de te olhar
Não vou parar de te olhar
Eu não me canso de olhar
Não sei parar
De te olhar

É isso aí!
Há quem acredite em milagres
Há quem cometa maldades
Há quem não saiba dizer a verdade

É isso aí!
Um vendedor de flores
Ensinar seus filhos a escolher seus amores

Eu não sei parar de te olhar
Não sei parar de te olhar
Não vou parar de te olhar
Eu não me canso de olhar
Não vou parar de te olhar

É isso aí!
Há quem acredite em milagres
Há quem cometa maldades
Há quem não saiba dizer a verdade

É isso aí!
Um vendedor de flores
Ensinar seus filhos a escolher seus amores

Eu não sei parar de te olhar
Eu Não sei parar de te olhar
Não vou parar de te olhar
Eu não me canso de olhar
Não vou parar de te olhar

 Esto es así
Como la gente creyó que iba a ser
La vida simple es buena
Casi siempre
 Esto es así
Los pasos van por las calles
Nadie reparó en la luna
La vida siempre continúa

Yo no sé parar de mirarte
Yo no sé parar de mirarte
No voy a parar de mirar
Yo no me canso de mirar
No se parar
De mirarte

Esto es así
Hay quien cree en milagros
Hay quien comete maldades
Hay quien no sabe decir la verdad

Esto es así
Un vendedor de flores
Enseña a sus hijos a escoger sus amores

Yo no sé parar de mirarte
Yo no sé parar de mirarte
No voy a parar de mirar
Yo no me canso de mirar
No voy a parar de mirarte

Esto es así
Hay quien cree en milagros
Hay quien comete maldades
Hay quien no sabe decir la verdad

Esto es así
Un vendedor de flores
Enseña a sus hijos a escoger sus amores

Yo no sé parar de mirarte
Yo no sé parar de mirarte
No voy a parar de mirar
Yo no me canso de mirar
No voy a parar de mirarte

INCONDICIONALIDAD





¿Cuántas personas mueren, nacen, suspiran, lloran... por minuto? ¿Cuántas dicen no me vuelvo a enamorar, no vuelvo, quiero enamorarme...? ¿Cuántas personas tienen pensamientos relacionados con el amor?

El otro día vi un Informe Semanal, repetido creo, sobre el sexo visto por adolescentes. Una chica dijo: ¿por qué nos enseñan matemáticas, física... algo que apenas si usaremos o usaremos poco en nuestra vida y, sin embargo, no nos hablan de algo que nos servirá siempre? Gran verdad. Todo gira en torno al amor y al sexo. Por amor y/o por pulsión sexual se hacen cosas que no se hacen por ningún otro motivo e incluso las que contravienen no sé si nuestros valores, pero sí nuestros criterios racionales. Incluso el más descreído o el más frío termina atrapado. El más duro se ablanda con una caricia, verbal o física.

Desentraño el sentido de algunas cosas extrañas, pero con otras no puedo, no encuentro el sentido: ¿cómo alguien que te quiere puede no querer verte, olerte, rozarte, inhalarte...? Y la conclusión es la de la navaja de Okham: porque no te quiere.

Pero, en lo afectivo, estamos dispuestos a engañarnos y a dejarnos engañar. Un estímulo pequeño activa mil sentimientos que hemos compartido con otras personas antes, y los proyectamos sobre el nuevo, por muy inadecuado que sea: lo modelamos en adecuado para poder volver a sentir.

QUÉ SERÍA (@Andrew Embed)


@Andrew Embed

miércoles, 5 de noviembre de 2014

ABUELA ESCARCHA (III). SUPERWOMAN


Mininos, a su lado.



Abuela Escarcha tenía superpoderes. Algunos eran muy obvios, como el rayo escarcho-paralizante en los ojos, que nos dejaba como estatuas por más hiperactivados que estuviésemos segundos antes; o su superembudo despiertapetito mágico, capaz de hacernos comer hasta ratas si estuvieran en el plato, sólo con verlo aparecer o anunciar, mi abuela, su inminente llegada. Con ella, sin duda, nos sentíamos a salvo en el callejón y en el planeta (cuando no éramos objetivo de sus superpoderes, claro). 

También tenía superpoderes nada amenazantes, como el superacelerador de secado de pipas de calabaza para que estuviesen listas a nuestra llegada, fuese el día que fuese. O el superbidón de Dixán, en el que hacía aparecer serpientes articuladas, muñecos indios, biberones de anises pegoteados por la humedad, medallones de margarina Natacha,... y otros mil juguetes caídos en el olvido que, de pronto y paradójicamente, se revestían de juguetes largamente añorados o incluso juguetes requetedisfrutados que nos parecía no haber visto nunca antes. Era magia.

Incluso tenía el superpoder de renacer de sus cenizas. Una vez se pegó una caída de muerte, la trajeron sin apenas aliento, una hora de trayecto hasta el hospital. No se atrevían a darnos esperanzas... ¡le dieron el alta al día siguiente y reabsorbió hasta los hematomas! Yo creo que no se puso a bailar por guardar la compostura y para que nadie pensase que había sido una cámara oculta.

Conocíamos superpoderes que usaba a menudo, y otros que no usaba tanto pero de los que habíamos oído hablar. De un modo u otro, sabíamos que tenía superpoderes y punto, vamos, que no nos sorprendíamos cuando exhibía alguno nuevo.  Hasta que un día...

Un día de ésos (escasísismos) en los que me poseía el frenesí límpialotodoylímpialoafondo me puse con la librería de abajo, que me encantaba porque estaba repletita de libros de personas que se habían ido, muy queridas para todos los que las conocieron. Los libros parecían retener ese espíritu por el que merecieron tanto amor. No me quiero distraer, volvamos a los superhéroes y sus dones. Cuando terminé, mi tía vio que una de las esquinas de la alfombra que habitualmente están sujetas por el peso de la librería, había quedado fuera. ¿Y ahora tengo que volver a sacar todos los libros? Quitaquitaquita, empujo hacia arriba la librería y deslizo la esquina rápidamente. ¡Vaya prepotente! No conseguí ni que se inmutara. Mi tía se unió al esfuerzo ¡ni flowers! Cuanto más lo intentábamos, menor era nuestra fuerza, mayor nuestra risa y aún menor nuestra fuerza.

- Déjalo, que ya lo hace mi madre cuando vuelva del huerto. 

Yo ojiplanética, pensando que bromeaba:

- ¡¡¡¿Abuela?!!! ¡¿Pero cómo va a poder abuela?!

- ¡Huy! ¡Tu abuela tiene mucha fuerza, maja. Estoy un rato largo intentando abrir un bote y se pone ella y en un segundo lo tiene abierto.

Yo seguía escéptica. Una cosa es abrir un bote de pimientos al vacío y otro levantar una librería de ¿200 kilos? (por lo que conseguimos entre las dos bien podrían haber sido 200 toneladas). Mi superabuela tenía, a la postre, casi 80 años. En eso que oímos que se abre la puerta del corral.

- ¡¡¡Madreeee!!! ¡¡¡Madreeeeeee!!! ¡Venga a ayudarnos, mujer!

Cuando le explicamos la situación, yo esperaba que mi abuela nos mirase con expresión de "Venís de la bodega, ¿no?". Pero le pareció la petición más normal del mundo. Se acercó a la pata de la librería.

- ¡Espera, espera, que te ayudamos!

- Quita, que sólo estorbaríais.

Se inclinó y, sin ponerse roja del esfuerzo ni nada parecido ¡aaaAAAaaummmm! levantó la librería 10 centímetros. Yo estaba tan alucinada que hasta me tuvo que decir que venga, que metiera la alfombra.

Mi tía se partía de risa: ¿No te dije yo que podía?

Podía. Lo podía casi todo. Si siguiera aquí, Pablo Iglesias habría tenido que pagarle unos royalties.

JUDITH NACIÓ LA NOCHE DE SANTA PASTITA


Judith era especial, dulce y divertida ya desde embrioncilla, y por eso eligió un momento también especial, dulce y divertido para nacer.

Estábamos invitados en casa de unos familiares que acababan de trasladarse a nuestra ciudad. Nos invitaron a ver su casa y a tomar unas pastitas.

No somos muy british en eso, no somos muy de ir a tomar el té a las casas de la gente, pero a esta familia la queremos, y por eso no dijimos que no.

Después de charlar un buen rato, el anfitrión preparó cuidadosamente un platito de pastas surtidas y las colocó en la mesita, frente al sofá en que estábamos sentados. Mientras los "mayores" (nosotros teníamos casi 30, pero no se nos podía tildar como tales, y menos después de lo que hicimos) estaban en la cocina esperando a que subiera el café, uno de nosotros se comportó de forma nefasta. No me gusta especificar, ¡no soy ninguna soplona!, seguro que fue el más sinvergüenza, pero no seré yo quien le señale; puede que fuera la misma persona que se compinchaba en Navidades con otra para saquear los bombones de guinda, pero no quiero dar demasiadas pistas, corramos un tupido velo. Esa persona, llamémosla R -por el color de las pastas protagonistas-, no pudo resistir la llamada rojo brillante de algunas de las pastitas (ésas de mermelada de fresa en el centro) y cogió una. Como nadie le había dado permiso para empezar, más que comérsela, la engulló, no fuese a aparecer alguien y le cazase en tal falta de mínimos modales.

Claro, ya he dicho que no éramos nosotros los "mayores": el contagio fue inmediato. Los otros tres imitaron la acción y, a toda prisa, eligieron y zamparon ¡tambien las del centro rojo brillante! Si es que no queríamos, pero ese rojo brillante era una llamada a gritos, una alarma de ambulancia, una nariz de Rudolph,... Quedó una calva tremenda en la bandejita de alpaca, con lo cual la instigadora (no necesariamente mujer, el "la" se refiere a persona) se sintió fatal y repartió el resto extendiéndolas. 

Como decía mi abuela, "el comer y el arrascar, sólo es el empezar": la instigadora ¡se lanzó a por otra! ¡y los otros la imitaron! Tremendo: de nuevo la pastita elegida fue la del centrito rojo. Dejaron sólo un par de ellas rodeadas de un vacío inmenso, alejadas del resto de las igualmente deliciosas pastitas. Eso cantaba mucho, había que arreglarlo: había que terminar todas las rojas para no dejar pistas. ¿Pastitas rojas? ¿Qué pastitas rojas? En este surtido no hay pastitas rojas. Nunca las ha habido. Es el clásico surtido de almendra y/o chocolate. Vamos, de siempre, te lo digo yo.

Claro, ahora lo que quedaba era mucha bandeja para tan poca pasta, y hubo que extender las restantes muchísimo más que antes. Todo esto a toda velocidad porque ya se escuchaba el tototototó de la cafetera, aviso inminente de que todos estaban a punto de unírsenos en el salón. El anfitrión, al depositar la cafetera al lado de la bandeja, mudó de expresión, como si hubiera venido pensando en coger una pastita de mermelada roja en el centro y no diese crédito. Pero fue tan educado que sólo nos dirigió una mirada rápida (por si alguno quería confesar).

Fue un rato horroroso. Además, abrumados por la culpabilidad y empachados de pastitas de las que nunca venían en ese surtido, ninguno cogió pastas cuando nos invitaron a probarlas. Horrible. Panda de nefastos fingidores. ¡Qué vergüenza!

Ésa fue la tarde que eligió Judith para nacer: ¡no estaba dispuesta a perderse ni una pastita más!

martes, 4 de noviembre de 2014

ABRACADABRA (LA BOLA DE CRISTAL)

En la preadolescencia la asocié a algo tan abracadábrico como para sugerirme, ¡desde la propia tele! "Si no se te ha ocurrido nada, quizá deberías ver menos la tele".

En la post post ¡muy post! adolescencia, al final de noches en uno de mis bares favoritos.




lunes, 3 de noviembre de 2014

LOS BUENOS. LOS MALOS (I)



Tenía 6 años y esperaba que mi madre saliese de la cárcel y me diese todos los besos que me debía. Pero yo no sabía que estaba presa. Ni siquiera sabía que yo también había estado presa. Sólo sabía que no estaba conmigo, que notaba un agujero enorme y creciente un poco más arriba del estómago. Y esa información parcial me hacía comportarme como un diablo con mi abuela, con los otros niños, con mis maestras, con los demás adultos, con mi madre, con sus vecinas, con la farola, con el quiosquero, con su gato, con el árbol gordo, con mis zapatos... con mi abuela, sobre todo con mi abuela, sustituta de mi madre sin mi permiso.

Cuando soltaron a mi madre, aún fui peor: fui la hydra desatada en cólera aparentemente inmotivada. La había esperado tanto y tanto, con tantas y tantas ganas,... que ahora que estaba conmigo me sabía a poco. A nada. 

Lo peor aún estaba por llegar porque, casi inmediatamente, me supo a demasiado: Casi inmediatamente llegué a esa edad de procesar los retazos sueltos escuchados en murmullos o a voces, en el pasado, en el presente y, adivinaba, en el futuro: tu mamá mató a un niño; el único pecado de tu madre ha sido ser pobre; tu mamá es buena, me lo ha dicho la mía;  ¿qué habrá hecho para que la sacaran tan pronto?; ¿cómo es posible que la hayan condenado?; calla, calla, que la ahí viene la hija de la sinvergüenza-ingenua-pervertida-asesina-santa-marimacho-pobrecita-buscona-inocente-... Y yo la odiaba, la quería, la buscaba, la idolatraba, la maltrataba, la besaba, le pegaba, la necesitaba...

Y nadie se ocupaba nunca de completar esos retazos. Nunca. "Habrás oído mal"; "No inventes"; "¿Quién te ha dicho eso?... ¡Maldita desgraciada! No le hagas caso, no saben de qué hablar"; "Tú de lo que te tienes que preocupar es de estudiar"; "Me ha dicho mi madre que no te diga nada"; "Te he dicho mil veces que no pases por ahí"...

Había un secreto gordísimo que yo no debía conocer y no paraban de contármelo a gritos, constantemente, sin tregua, de mil formas, sin darme opción de ignorarlo. Y yo estallaba. Mi corazón estallaba. Mi cabeza estallaba. Y ya no sabía si la cabeza me hacía estallar el corazón o si era al revés. 

Por eso agradecí, agradezco y, adivino, agradeceré siempre el día en que alguien se sentó a mi lado e inició lo que parecía un cuento, pero de los de verdad.


Foto de Diego Barcala

sábado, 1 de noviembre de 2014