¿Cuántas personas mueren, nacen, suspiran, lloran... por minuto? ¿Cuántas dicen no me vuelvo a enamorar, no vuelvo, quiero enamorarme...? ¿Cuántas personas tienen pensamientos relacionados con el amor?
El otro día vi un Informe Semanal, repetido creo, sobre el sexo visto por adolescentes. Una chica dijo: ¿por qué nos enseñan matemáticas, física... algo que apenas si usaremos o usaremos poco en nuestra vida y, sin embargo, no nos hablan de algo que nos servirá siempre? Gran verdad. Todo gira en torno al amor y al sexo. Por amor y/o por pulsión sexual se hacen cosas que no se hacen por ningún otro motivo e incluso las que contravienen no sé si nuestros valores, pero sí nuestros criterios racionales. Incluso el más descreído o el más frío termina atrapado. El más duro se ablanda con una caricia, verbal o física.
Desentraño el sentido de algunas cosas extrañas, pero con otras no puedo, no encuentro el sentido: ¿cómo alguien que te quiere puede no querer verte, olerte, rozarte, inhalarte...? Y la conclusión es la de la navaja de Okham: porque no te quiere.
Pero, en lo afectivo, estamos dispuestos a engañarnos y a dejarnos engañar. Un estímulo pequeño activa mil
sentimientos que hemos compartido con otras personas antes, y los proyectamos
sobre el nuevo, por muy inadecuado que sea: lo modelamos en adecuado para poder volver a sentir.
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