Un libro del siglo XVI rezaba: "los magos dicen que si una persona se frota a sí misma con un diente de león será bienvenido en todas partes y obtendrá lo que desee".

martes, 16 de febrero de 2016

EN ESTA TARDE GRIS (Cigala - Música: Mariano Mores. Letra: José María Contursi. 1941)



¡Qué ganas de llorar en esta tarde gris!
En su repiquetear, la lluvia habla de ti...
Remordimiento de saber
que, por mi culpa, nunca,
vida, nunca te veré.
Mis ojos al cerrar te ven igual que ayer,
temblando, al implorar de nuevo mi querer...
¡Y hoy es tu voz que vuelve a mí
en esta tarde gris!

Ven
—triste me decías-,
que en esta soledad
no puede más el alma mía...
Ven
y apiádate de mi dolor,
que estoy cansada de llorarte,
sufrir y esperarte
y hablar siempre a solas
con mi corazón.
Ven,
pues te quiero tanto,
que si no vienes hoy
voy a quedar ahogada en llanto...
No,
no puede ser que viva así,
con este amor clavado en mí
como una maldición.

No supe comprender tu desesperación
y alegre me alejé en alas de otro amor...
¡Qué solo y triste me encontré
cuando me vi tan lejos
y mi engaño comprobé!
Mis ojos al cerrar te ven igual que ayer,
temblando, al implorar de nuevo mi querer...
¡Y hoy es tu voz que sangra en mí,
en esta tarde gris!
 
©Banksy
 

O CUANDO LA DESMEMORIA ES NOSTALGIA: SE ME OLVIDÓ QUE TE OLVIDÉ (Lolita Colina -.Diego Cigala y Bebo Valdés)




Yo te recuerdo, cariño,
mucho fuiste para mí. 
Siempre te llamé mi encanto,
siempre te llamé mi vida,
hoy tu nombre se me olvida.
 
Se me olvidó que te olvidé,
se me olvidó que te dejé
lejos muy lejos de mi vida,
se me olvidó que ya no estás,
  y que ya ni me recordarás,
y me volvió a sangrar la herida...
 
Se me olvidó que te olvidé
y como nunca te encontré
entre las sombras a escondidas,
y la verdad, no se porqué,
se me olvidó que te olvidé
a mí que nada se me olvida.

© Scott Black

AMAR Y VIVIR (Consuelo Velázquez, ft. Diego El Cigala y Bebo Valdés)




¿Por qué no han de saber
que yo te amo, vida mía?
¿Por qué no he decirlo,
si fundes tu alma con el alma mía?
 Qué importa si, después,
nos ven llorar un día. 
Si acaso me preguntan,
diré que te quiero
 mucho todavía.

Se vive solamente una vez,
hay que aprender a querer y a reír,
hay que saber que la vida se aleja
y nos deja llorando quimeras.

No puedo arrepentirme después
de lo que pudo haber sido y no fue,
quiero gozar esta vida
teniéndote cerca de mí hasta que muera. 


SIRENA (M. BENEDETTI)


© Wing Shya
Tengo la convicción de que no existes
y sin embargo te oigo cada noche

te invento a veces con mi vanidad
o mi desolación o mi modorra

del infinito mar viene su asombro
lo escucho como un salmo y pese a todo

tan convencido estoy de que no existes
que te aguardo en mi sueño para luego

MUCHO GUSTO (M. Benedetti)



Se habían encontrado en la barra de un bar, cada uno frente a una jarra de cerveza, y habían empezado a conversar al principio, como es lo normal, sobre el tiempo y la crisis; luego, de temas varios, y no siempre racionalmente encadenados. Al parecer, el flaco era escritor, el otro, un señor cualquiera. No bien supo que el flaco era literato, el señor cualquiera, empezó a elogiar la condición de artista, eso que llamaba el sencillo privilegio de poder escribir.

-No crea que es algo tan estupendo -dijo el Flaco-, también hay momentos de profundo desamparo en lo que se llega a la conclusión de que todo lo que se ha escrito es una basura; probablemente no lo sea, pero uno así lo cree. Sin ir más lejos, no hace mucho, junté todos mis inéditos, o sea un trabajo de varios años, llamé a mi mejor amigo y le dije: Mira, esto no sirve, pero comprenderás que para mí es demasiado doloroso destruirlo, así que hazme un favor; quémalos; júrame que lo vas a quemar, y me lo juró.
El señor cualquiera quedó muy impresionado ante aquel gesto autocrítico, pero no se atrevió a hacer ningún comentario. Tras un buen rato de silencio, se rascó la nuca y empinó la jarra de cerveza.

-Oiga, don -dijo sin pestañear-, hace rato que hemos hablado y ni siquiera nos hemos presentado, mi nombre es Ernesto Chávez, viajante de comercio -y le tendió la mano.
-Mucho gusto -dijo el otro, oprimiéndola con sus dedos huesudos-, Franz Kafka, para servirle.

SOLEDAD (Enrique Fabregat, ft. Diego el Cigala y Juanjo Domínguez)



© Eugène de Salignac



Soledad,
Fue una noche sin estrellas,
Cuando al irte me dejaste
Tanta pena y tanto mal.

Soledad,
Desde el dia en que te fuiste
En el pueblo sólo existe
Un silencio conventual

Soledad,
Los arroyos están secos
Y en las calles hay mil ecos
Que te gritan sin cesar.

Soledad,
Vuelve ya
A quitar, con tus canciones,
Para siempre los crespones
Que ensombrecen mi soledad.

Soledad,
Vuelve ya,
Vuelve ya,
Mi Soledad.


lunes, 15 de febrero de 2016

SI ME QUERÉIS, NO IRSE (R. Creek)


La gente se va de tu vida. Gente a la que has querido tanto que te resulta difícil dejar de hacerlo, incluso cuando ellos hayan dejado de amarte hace tiempo.

Casi siempre se van a ocupar vidas de otra gente. A veces de gente que no sabe querer, o que ignora que querer es otra cosa. Otras no.

Te acostumbras a respirar sin ellos. A tener una existencia paralela. A ir desdibujándolos minuciosamente hasta casi borrarlos, hasta casi desaparecerlos. Tanto y tan a conciencia que un día llegas a preguntarte si no formaron parte de una película que viste en un cine una noche, o un guión que inventaste cualquier tarde de estío o de hastío.


© Harry Fish

jueves, 11 de febrero de 2016

REGÁLAME UN MANTRA


El otro día a unos amigos míos les dio por irse a dar una vueltecita a la India para oxigenarse. Son muy de salir a dar un paseíto, que se les vaya el santo al cielo y, a lo tonto a lo tonto, aparecer en Jaipur, por ejemplo.

Cuando dan estos paseos largos, yo siempre les digo, cual hija consentida: “¡Traedme algo!”, y para prevenir que, abducidos por la publicidad, vuelvan con un huevo Kinder, les digo exactamente lo que quiero, que suele ser más hacia lo Fabergé.

Como son encantadores, no se niegan jamás, y así sigo siendo una malcriadita pidiendo más que un cura. Con esta sencilla estrategia me he hecho con un óleo mural de Repin (por el que casi terminan en la estepa siberiana), una birra musical en Piazza San Marco (por la que casi terminan en el Monte di Pietà para costearse il ritorno), una bella lady boy balinesa (por la que casi terminan desdentados), un breakfast en Tiffany's (por el que casi terminan quitándole el trabajo a Holly) y alguna otra bagatela más (no siempre legal) que ellos se encargarán de recordarme.

Siempre digo que el último es el mejor regalo del mundo hasta que llegan con el siguiente, pero ahora sí que sí creo que han llegado al non plus ultra: me han traído el secreto de la eterna felicidad y la eterna juventud, conseguido de manos de los más humildes sabios de una cultura milenaria. Como soy, por contagio, un alma generosa, quiero compartirlo con todo aquél que quiera, a su vez, atesorarlo: 

Lo uno causa y consecuencia de lo otro

domingo, 7 de febrero de 2016

O TANGO DOS MALANDROS (Rodrigo Leão)





Burning man ©Emily Rosen

miércoles, 3 de febrero de 2016

MISTRAL GAGNANT (Rénaud)






A m'asseoir sur un banc cinq minutes avec toi
Et regarder les gens tant qu'y en a
Te parler du bon temps qu'est mort ou qui r'viendra
En serrant dans ma main tes p'tits doigts
Pis donner à bouffer à des pigeons idiots
Leur filer des coups d'pied pour de faux
Et entendre ton rire qui lézarde les murs
Qui sait surtout guérir mes blessures
Te raconter un peu comment j'étais mino
Les bonbecs fabuleux 
qu'on piquait chez l'marchand
Car-en-sac et Mintho, caramels à un franc
Et les Mistral gagnants

 

A r'marcher sous la pluie cinq minutes avec toi
Et regarder la vie tant qu'y en a
Te raconter la terre en te bouffant des yeux
Te parler de ta mère un p'tit peu
Et sauter dans les flaques pour la faire râler
Bousiller nos godasses et s'marrer 

Et entendre ton rire comme on entend la mer
S'arrêter, r'partir en arrière
Te raconter surtout les carambars d'antan et les coco-boers
Et les vrais roudoudous qui nous coupaient les lèvres
et nous niquaient les dents
Et les Mistral gagnants

A m'asseoir sur un banc cinq minutes avec toi
Regarder le soleil qui s'en va
Te parler du bon temps qu'est mort et je m'en fous
Te dire que les méchants c'est pas nous
Que si moi je suis barge ce n'est que de tes yeux
Car ils ont l'avantage d'être deux
Et entendre ton rire s'envoler aussi haut
Que s'envolent les cris des oiseaux
Te raconter enfin qu'il faut aimer la vie et l'aimer même si
Le temps est assassin et emporte avec lui
Les rires des enfants et les mistral gagnants,

Et les mistrals gagnants



Sentarme en un banco cinco minutos contigo
Y mirar la gente mientras haya
Hablarte del buen tiempo que ha muerto o volverá.
Estrechando en mis manos tus dedos pequeños
Después alimentar a las tontas palomas,
espantarlas con patadas al aire
Y escuchar tu risa que agrieta las paredes,
Que sabe, sobre todo, curar mis heridas.
Contarte un poco cómo era de niño,
Las chuches fabulosas
que le sisábamos al tendero:
balines de regaliz, Mentos, toffes a un franco,
y los pica-pica con premio.

Volver a andar bajo la lluvia cinco minutos contigo
Y mirar la vida mientras haya
Contarte la Tierra comiéndote los ojos
Hablarte de tu madre un poquito
Y saltar en los charcos para hacerla refunfuñar,
destrozar los zapatos y reírnos
Y escuchar tu risa como se escucha el mar
Pararnos, andar marcha atrás,
Hablarte, sobre todo, de los Palotes de antaño y los Coco-Boers (Tang)
Y los auténticos rududús (adoquines) que nos cortaban los labios
Y nos rompían los dientes,
y los pica-pica con premio.

Sentarme en un banco cinco minutos contigo
Y mirar el sol que se va
Hablarte del buen tiempo que ha muerto y no me importaa
Decirte que los malos no somos nosotros,
Que si yo estoy chiflado no es más que por tus ojos
Porque tienen la ventaja de ser dos
Y escuchar tu risa echar a volar tan alto
como vuelan los gritos de los pájaros
Contarte, en fin, que hay que amar la vida
Y amarla incluso si el tiempo es asesino
Y se lleva con él las risas de los niños,
y los pica-pica con premio
y los pica-pica con premio.

JE SUIS VENU POUR ELLE (Laurent Voulzy)





Mystère
De nous passager sur la Terre
On est venu pour quoi faire, faire
A quoi ça sert
Parler ou se taire
Travailler, chercher des airs

Vous dire
Ce qu'on a déjà dû vous dire
La vie c'est du plaisir
Ou ou ou
Ou des soupirs
Pourquoi on est là
Mais moi je sais quoi

Je suis venu pour elle
Pour qu'on s'endorme ensemble,
Qu'elle vole avec mes ailes.
Mm, je suis là pour l'amour
Il semble

Que dire?
De naître et après de mourir,
De ne jamais rien pouvoir voir,
Jamais savoir,
Défaites ou victoires?

Et par-dessus le toit,
Le ciel, elle,
C'est la seule raison pour moi, elle,
D'aimer danser dans ce bal
Sous les étoiles
Musique et mystère
Mais pour moi, tout est clair

Je suis venu pour elle
Pour qu'on s'éveille ensemble,
Qu'elle vole avec mes ailes.
Mm...
Je suis là pour l'amour
Il semble
Je suis venu pour elle
Je suis venu pour elle
Mm...


 
Misterio 
de nuestro paso por la Tierra
¿Qué hemos venido a hacer?
Hacer: ¿para qué sirve eso?
Hablar o callar.
Trabajar, darse un respiro.

Decirte 
lo que seguramente 
ya te han dicho:
La vida es placer
o o o
O suspiros
¿Por qué estamos aquí?
Pero lo que sí sé 

Es que vine por ella.
Para dormir juntos,
para que vuele con mis alas.
Estoy aquí por amor.
Parece ser.

¿Qué decir?
De nacer y después morir,
de no poder ver nunca nada,
Nunca saber,
¿Derrotas o victorias?

Y por encima del techo
El cielo, ella,
la única razón para mí, ella,
de que me guste bailar este baile
Bajo las estrellas
Música y misterio
Pero para mí todo está claro

vine por ella.
Para despertar juntos,
para que vuele con mis alas.
Estoy aquí por amor.
Vine por ella.


martes, 2 de febrero de 2016

ABUELOS BEDUINOS, ABUELAS ALBERCANAS (R. Creek)





Nos adentramos en el desierto y vimos a los primeros beduinos. Las guías de viaje los habían cubierto de un manto de misterio. El aspecto tan distinto nos llevó a fotografiarlos. Bastó con eso para que nos apedrearan, con la misma hostilidad que había visto siempre en las abuelas de La Alberca sentadas a la fresca cuando las hordas de turistas las convertían en centro de los objetivos de sus cámaras. En ese momento me hirió profundamente, porque yo sólo fotografío lo que amo, aunque sea en su estado de idealización, y no comprendía cómo mi gesto podía recibir esa respuesta. Pero me pareció interesante constatar lo que advertían en las guías: no les gustaba que les fotografiasen. Ni siquiera a 500 m. Bastó esa identificación entre una cultura que me era tan cercana y otra tan remota para comprender que lo que en las guías aparece como celo de la intimidad y conservación mitológica de la identidad respondía a una realidad más prosaica y, sin embargo, mucho más interesante: el deseo de conservar la dignidad, el deseo de no convertirse en un ejemplar de catálogo o en burdo souvenir, en zoo humano en definitiva.

Pudorosa, fotografíaba como acto delictivo. Muchos viajes después, aunque sigo fotografiando furtivamente de vez en cuando, he comprendido que sólo la cercanía cómplice te da derecho a compartir una experiencia como retratar y ser retratado sin invasión.

También sigue habiendo coss de las que no me atrevo a escribir. Quizá otro día. O en otra vida.

UNA HISTORIA, CUALQUIERA, SE DESVANECE... (César Arias)


Una historia, cualquiera, se desvanece, pero la vida que ha sido rozada por esa historia queda por toda la eternidad. El recuerdo se borra, pero queda otra cosa en su lugar. La tierra toma formas eternas, mientras que el agua se adapta a la fugacidad de todas las cosas, transcurriendo sobre ellas. No se pierde en los repliegues de la multiplicidad sino que toma de ellos una cualidad de infinito que la vuelve perfecta e inmodificable. En cuanto al aire, es un destino de las cosas y las vidas; cuando sólo el recuerdo se aferra a los giros de una hoja desprendida, el vacío que ha cavado en el aire intermedio entre los cielos delicadamente superpuestos y la tierra opaca resplandece de pronto, en una eternidad que imita la del silencio y oyen los que tienen el oído muy aguzado. Pero las vidas pasan, y con ellas todo lo demás: civilizaciones, imperios, y hasta la visión y la belleza de los paisajes en su ciclo acuarelado de estaciones. No lo creemos, pero es así. Nunca podemos creerlo, porque nos distrae la irisada contemplación de nuestras propias vidas que se reflejan en otros, en otros innumerables, a veces amados. La ciencia de la Historia ha creado un gran malentendido en ese aspecto. Sucede que, por definición, la Historia no admitirá que es irreal. Y sin embargo deberíamos buscar en la irrealidad su definición.


¿Qué ocurre cuando una vida se desvanece? Quizás otro color desciende sobre el mundo, y se agrega a la gran suma imperfecta y fluctuante. Pero no podemos estar seguros. Nunca hemos presenciado ese acontecimiento, y sólo podemos imaginarlo, para lo cual es preciso imaginar previamente grandes modificaciones en el mundo; y nuestros sabios nos han explicado minuciosamente que todo en sus suposiciones prehistóricas es un sueño. Aceptamos, entonces, la transparencia inherente a lo humano, y vivimos con ella; se puede vivir con menos, como podrían demostrarlo con facilidad esta o aquella fábula, todos los apólogos contradictorios que se repiten con la sensualidad ausente de una música al azar del tiempo. No existe continuidad entre el hombre y la naturaleza, sólo resonancias, siempre truncas y elegantemente asimétricas como un cortejo de caballitos enjaezados por un paso de montaña.

(Una novela china. César Arias)