LA CALINA
La madriguera tórrida
donde se abrazan nuestros susurros
con-fundió al glaciar
de primavera.
LA TORMENTA
Nos convertimos en ceros sin valor aceptando lo que no entendemos (ni queremos).
Primero borramos las esperanzas; aceptamos no soñar que soñamos y así vivir la realidad del otro; pero no da igual; no es igual; no acarician lo mismo las manos y la voz. Aceptamos convicciones ajenas, cambiamos ilusiones por momentos felices.
Después nos borramos la posibilidad de recibir. Nunca es el momento del afecto. Siempre hay ojos ajenos que escudriñan y esperan, primero, ruegan, a continuación, y exigen con tiranía siempre. Nos borramos. Nos invisibilizamos. Nos minimizan. Nos desaparecen. Y es en nombre del amor.
O en nombre de... Los nombres, muchas veces, no designan nada.

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