τέμενος Ελευθερευς Διώνυσος - Teatro del témenos de Dionisos Eleuterius
Prólogo
Vaya
por delante que todo tiene un olor, sabor, amor, ternura,
sonrisa,... que no se apreciarán y, como ya dije, todo tiene
muchísima más intensidad: todo es más verde, más turquesa, más
azul, más vivo, más alegre, más enamorante, más...
Saldrán cielos nublados ¡cuando no vimos ni una neblina! y saldrán clarísimas las noches estrelladas sin luna. Y no sólo en las fotos. Pero intentaré que os zambulláis conmigo en los azules celestes y voléis entre los turquesas marinos.
Aterrizaje
Por
ésta y por otras cosas que veréis si tengo tiempo para seguir
contando, sabréis que no soy, precisamente, la compañera ideal
de viaje. Al llegar a Atenas no nos costó nada encontrar el
hotel que me había encargado, eficientemente, de buscar y
reservar por Internet.
Con bastante
calor tras llevar a rastras el equipaje y subir unos cuantos
escalones que daban acceso a la recepción, y sorteando algún
obstáculo (estaban en obras), dimos los datos al recepcionista
(al que desde ese día llamamos Jocke por lo mucho que se
parecía a un amigo, os lo digo como presentación). Él alunizó
un buen rato antes de decirnos que, efectivamente, existían
tales reservas, pero... había pedido tres días de julio en los
que ni siquiera habíamos despegado de nuestras sábanas
españolas. No podía creérmelo. ¡Si había estado buscando como
loca porque en ninguno de precio y zona razonables encontraba
para los tres días que queríamos salvo en ése! Busqué mis
papelitos, incrédula, y, nada más verlos, empecé a tararear,
mirándome el ombligo, el píopíoqueyonohesío. El bueno
de Jocke nos encontró algo... en el sótano. Las escaleras eran
tan estrechas y empinadas que daban ganas de echarse a rodar,
pero la habitación no estaba mal. Nos instalamos y nos
preparamos para vivir, ya de estreno, nuestra primera aventura
helena.
No hay comentarios :
Publicar un comentario