El otro día estaba Gisele Bundchen (o una parecida) en la parada del
autobús en ropa interior (en el panel de anuncios, obviamente). Un niño
de unos 5-6 años se interesó por ella y le preguntó a su madre quién
era. Ella, en lugar de reconocer que -como yo- no tenía ni idea de su
nombre, optó por no desvelar ante todos su ignorancia y dio a su hijo la
"sanísima" respuesta de que se trataba de "una cochina".
Ante la creciente irritabilidad de la madre, el niño, haciendo un correcto uso del lenguaje, se pasó los 10 minutos de espera diciéndole a Gisele Bundchen (o similar) frases como: "Tienes que lavarte ¿eh? que estás un poquito sucia..."; "Lávate..."; "¿Cuándo te vas a lavar?"... (El padre hacía un buen rato que había salido de la marquesina y miraba hacia el infinito, no sé si rezando por que viniese el autobús o si pensando en la Bundchen -o una parecida-).
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