Prácticamente en todas las ciudades españolas que conozco hay un día de primavera en que la gente sale a merendar al campo. En Soria (y otras -de Cataluña, Andalucía,...-) se llama Jueves lardero ("chorizo y huevo"), tocinero o grasiento, vamos; en otras, Jueves merendero; en otras, día de la tortilla, de las merendicas, etc., etc.
Aunque en todas partes se le atribuye el origen cristiano de hartarse para hacer frente a la Cuaresma, estoy casi segura de que, si rastreásemos aún más atrás, descubriríamos que el primer origen fue pagano, como el de todas las fiestas (al menos de las divertidas, como es el caso de ésta), y posiblemente relacionado con la comida. Quizá es que, cuando sólo se comía lo que la temporada ofrecía, estos productos grasos de la matanza se habrían conservado en salazón y estarían listos al llegar la primavera. Posiblemente la madre Natura no habría aún dado sus frutos, y el aprovisionamiento dependería de lo que había podido almacenarse y aún no había sido consumido en el largo invierno meseteño. Para celebrar que los tocinos ya estaban listos para el consumo, se reunirían familiares y amigos para la primera catadura y, aprovechando el incipiente buen tiempo, saldrían a comer a alguna pradera cercana.
Luego vino el cristianismo, enemigo de toda fiesta si no era en nombre de la religión; intentaron combatir la costumbre pagana y, al no poder con ella (como casi con ninguna), la asimilaron y le dieron sentido religioso: los cristianos se llenaban la panza durante una tarde para luego aguantar los 40 días de ayuno... ¿Alguien cree que nuestros sabios antepasados fuesen tan necios? Yo no, por eso me convence más una explicación pragmática y lógica.
Bueno, al grano, o al hornazo en este caso. En algunos lugares de Salamanca se celebra el jueves merendero; pero en otros la fiesta tocinera se ha convertido en Lunes de Aguas (en otros se celebran los dos, y pueblos de provincias limítrofes a la salmantina también se unen al Lunes de Aguas). El Lunes de Aguas consiguió zamparse al jueves merendero pagano gracias a la motivación más vieja del mundo: el ayuntamiento carnal.
Resulta que el "santurrón" de Felipe II celebró aquí su boda y, claro, en los festejos que vinieron después, hubo bacanales varias de las que él, con 16 añitos y las hormonas locas locas, no podría disfrutar al ser recién casado (y muy católico). Se mostró, entonces, escandalizadísimo con tanto pico pardo (abundantes en Salamanca, al ser ciudad estudiantil). Uso ese término porque me contaron una vez que, al pertenecer las prostitutas a una clase desfavorecida, vestían telas de saco (de pardo color) sin apenas costura, lo que dejaba picos en los remates sin rematar, y que "picos pardos" se convirtió en un referente eufemístico para ellas (de ahí lo de irse de picos pardos).
Sigo con Pipe 2: estaba tan, pero tan nervioso con el espectáculo, que (seguro que para no tener posibilidad de dar rienda a sus propias pasiones) prohibió por ley que durante la Cuaresma se probase no sólo la carne literal, sino también la metafórica, y añadió a la orden que las picos pardos fuesen expulsadas de la ciudad. Así que las pobres, llegada la Cuaresma, se iban extramuros (entonces Salamanca estaba amurallada) y atravesaban el río, porque Pipe también estableció la distancia mínima que tenían que guardar con la villa: 2 leguas (dice Wikipedia que una legua es la distancia que una persona, a pie, o en cabalgadura, pueden andar durante una hora). Las picos debían caminar muy despacio, porque se quedaban justo en la otra orilla, acampando; o al menos era allí donde, pasada la Cuaresma, las iban a recoger.
Su recogida era capitaneada por el Padre Lucas (familiarmente Padre P... Picos, pero de los que riman con Lucas), que acudiría, posiblemente, para supervisar la buena conducta de los estudiantes (y algún otro que ya no estudiase o que no lo había hecho en la vida iría también, ¡voto a bríos!, quizá disfrazado) que atravesaban en barca para traer de vuelta a las picos. Y a la vista de que se convirtió en una fiesta, y además imperecedera, es de suponer que el Padre Picos no tuvo mucho éxito en su tarea de carabina.
Hoy se sigue celebrando a las orillas del Tormes, pero también en cualquier pradera y, como ya os he contado, no sólo en la capital charrita. El producto estrella de la merendola es el hornazo, una empanada delicccciooooossssa de huevo, lomo, chorizo... que está de puro vicio carnal, sobre todo si es casera.
Y buscando una fotito con la que despertar vuestras glándulas salivales, he dado con otra curiosidad: la razón de que se incluyese huevo en las tradiciones de jueves larderos, días de la tortilla... es ésta, copiada tal cual de la Wiki: "en ciertas épocas, los huevos fueron considerados carne, por lo que no se podían comer durante la Cuaresma, aunque las gallinas,
como es natural, seguían poniendo. Los huevos se conservaban cocidos y
se consumían después de la Pascua. De ahí los hornazos y otras muchas
costumbres, en torno a esta fecha, en las que se incluye el huevo duro (huevos de pascua o pintados, cocas de las comunidades valenciana y catalana Monas de Pascua...)". Curioso ¿verdad? Y confirma mi idea de que las tradiciones casi siempre están asociadas a necesidades de tipo alimenticio, en su más amplio sentido ;).
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