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©Brandi Sherman Germana |
Salva se pasa los días lanzando telas de araña y soñando con que
algún día tendrá el traje de Spiderman. Su libro de protagonista se
completó íntegramente con dibujos de Salvaspiderman. Un día me dijo que
cuando los Reyes le regalasen el traje me iba a salvar. No se lo
trajeron, pero yo con él estoy a salvo, a salvo de cualquier tristeza. Es
bueno, cariñoso, noble. Es altísimo y tiene un vozarrón de tenor que
llama la atención en una clase de 4 años. Tiene una imaginación
desbordante, y unos dibujos que te dejarán (cuando te los mande, que lo
haré, para que los disfrutes y te sigas inspirando en tu fantástico
mundo en el que todo es posible) con la cabeza llena de sueños y de
infancia. Te hace volar porque él vuela; sin disfraz de superhéroe,
vuela. Y más alto de lo que cualquiera de los seres de ficción soñó siquiera llegar.
Los Reyes no le dejaron el traje y un día me preguntó si, cuando
tuviera dinero, le regalaría uno. No abandono la idea de hacerlo; no sé
cómo sin distinguirlo de los demás. A lo mejor se lo dejo al lado de un
camellito, como si se hubiera perdido de la caravana de los Reyes y
hubiera tardado en llegar a Peñaranda. A lo mejor ése puede ser el tema
del cuento y cuando lo contemos en clase... ¡zas! aparece el traje en el
cesto de los disfraces, envuelto al lado de un camellito. Me muero de
risa imaginándolo. Si puedo, grabaré toda la escena, jajajaja. Voy a
esperar a carnaval, por si se lo compran. Si no es así, no sé si de esa
forma o de otra, pero lo tendrá.
Salva es el mejor amigo que nadie podría desear. Y el que da los mejores abrazos. Es el siamés de Manuel. Lo quiere con locura. Tanto que es capaz de dejarle ser Spiderman.
Salva es el mejor amigo que nadie podría desear. Y el que da los mejores abrazos. Es el siamés de Manuel. Lo quiere con locura. Tanto que es capaz de dejarle ser Spiderman.
S- Yo soy Spiderman.
M- Yo también soy Spiderman.
S- No, sólo hay uno.
M- ¡Soy yo!
S- Bueno, vale, somos los dos ¿quieres?
No los dejo sentarse juntos; sólo pueden juntarse para jugar, porque, de lo contrario, no se enterarían de nada terrestre ¡tanto es lo mágico que tienen que compartir! Todos los días, cuando nos sentamos en la alfombra, Salva me suplica: "No vamos a hablar, vamos a atender" (quiere que lo deje sentarse a su lado). Todos los días digo: "Bueno, vamos a darles otra oportunidad", pero es pedirles algo totalmente sobrenatural, incluso para un superhéroe como él.
Manuel se ha enamorado de Laura y, por supuesto, Salva, que no piensa para nada en noviazgos, también se ha convertido en novio de Laura. Manuel es su héroe. Después de Spiderman, claro está.
De Salva podría hablar sin parar, como él mismo habla, sin parar, de mil mundos que a cualquier mortal nos gustaría visitar.
