Algún día de 2006, quizá fuese ma Algún día de 2006, quizá fuese marzo.
A Ana le gusta "Como agua para chocolate". Dice que es una paleta en que se mezclan sentimientos y sentidos para componer una historia de pasiones. Coincido con ella: Primero lo leí. Compro a menudo libros de los que nunca he oído hablar, con todo lo que eso conlleva de decepción y de sorpresa. Tenía muchas veces que cerrarlo para llorar, para llorar de risa, para llorar de pena, para llorar de rabia, para llorar por el placer de llorar porque me desbordaba sin saber por qué.
Tuve mucho miedo de ver la película. Aún recuerdo las ganas que tuve de incendiar la pantalla y al director cuando vi "La historia interminable". ¿Cómo podía haber alguien tan necio en el mundo? Pero también recordaba la maravillosa adaptación de "El nombre de la rosa", de modo que me lancé a verla. Lo primero que me chocó fue el acento: ¡pero si ni Tita ni Pedro tenían acento mejicano! Tampoco tenían esos rostros. Mi Pedro no tenía carita aniñada y mi Tita era mucho más indígena bellezón. Mi miedo a seguir viéndola aumentó de pronto, pero mi curiosidad por ver cómo habían retratado en imágenes la escena de la fogosidad de Gertrudis convertida en incendiario aroma de rosas, o la de la explosión de fuegos artificiales del establo, pudo más que mis temores. Y no me arrepiento. Una maravilla. No podía ser de otro modo, siendo el director el amado amante de la escritora.
Ana: Contigo me iría al cine sin dudar.
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