Diente de león

Un libro del siglo XVI rezaba: "los magos dicen que si una persona se frota a sí misma con un diente de león será bienvenido en todas partes y obtendrá lo que desee".

domingo, 15 de julio de 2018

DE LO QUE INTERESA (El curioso incidente del perro a medianoche, Mark Haddon)


Y Siobhan dice que la gente va de vacaciones para ver cosas nuevas y relajarse, pero eso a mí no me relajaría, y además puedes ver cosas nuevas mirando tierra en un microscopio o dibujando la forma que resulta de la intersección en ángulos rectos de tres varillas circulares de igual grosor. Y creo que hay tantísimas cosas en una sola casa que tardaríamos años en pensar adecuadamente en todas ellas. Además, una cosa es interesante porque pensamos en ella, no porque sea nueva.


DARWINISMO (El curioso incidente del perro a medianoche, Mark Haddon)


Y la gente que cree en Dios piensa que Dios ha puesto seres humanos en la Tierra porque piensa que los seres humanos son el mejor animal, pero los seres humanos sólo son un animal y evolucionarán hasta ser otro animal, y ese animal será más listo y meterá a los seres humanos en un zoo, como nosotros metemos a los chimpancés y a los gorilas en el zoo. O los seres humanos cogerán todos una enfermedad y se extinguirán o producirán demasiada contaminación y se matarán a ellos mismos, y entonces sólo habrá insectos en el mundo y ellos serán el mejor animal.


LA GENTE SIEMPRE CREE QUE HAY ALGO ESPECIAL EN LO QUE NO PUEDE VER (El curioso incidente del perro a medianoche, Mark Haddon)


Cuando se pasa de pensar en una cosa a pensar en otra es como estar ciego.

Y por eso los cerebros de la gente son como ordenadores. Y no es porque sean especiales, sino porque tienen que estar desconectándose constantemente durante fracciones de segundo mientras la pantalla cambia. Y es porque hay algo que no pueden ver que la gente cree que tiene que ser especial, porque la gente siempre piensa que hay algo especial en lo que no puede ver, como el lado oculto de la Luna, o el otro lado de un agujero negro, o en la oscuridad cuando se despierta por la noche y tiene miedo.

Además las personas creen que no son ordenadores porque tienen sentimientos y los ordenadores no tienen sentimientos. Pero los sentimientos no son más que tener una imagen en la pantalla en tu cabeza de lo que va a pasar mañana o el año que viene, o de lo que podría haber pasado en lugar de lo que ocurrió en realidad, y si es una imagen alegre sonríen y si es una imagen triste lloran.

NASA

(...) Y es como si toda la gente en el mundo arrojara monedas al aire: a alguien acabaría por salirle cruz 5.698 veces seguidas y se creerían muy especiales. Pero no lo serían, porque habría millones de personas a quienes no les saldría cruz 5.698 veces.

LAS HADAS DE COTTINGLEY (El curioso incidente del perro a medianoche, Mark Haddon)

En 1917 pasó algo famoso llamado El caso de las hadas de Cottingley. 2 primas llamadas Frances Griffiths, que tenía 9 años, y Elsie Wright, que tenía 16 años, dijeron que solían jugar con hadas junto a un arroyo llamado Cottingley Beck y usaron la cámara del padre de Frances para tomar 5 fotografías de las hadas como ésta:




Pero no eran hadas de verdad. Eran dibujos sobre pedazos de papel que recortaron y sujetaron con alfileres, porque Elsie era una artista realmente buena.

Harold Snelling, que era un experto en fotografía falsificada, dijo:


Esas figuras danzantes no están hechas de papel o de tela; no están pintadas sobre un fondo fotográfico… pero lo que más me desconcierta es que todas esas figuras se han movido durante la exposición.

Pero se estaba comportando como un estúpido, porque el papel sí se habría movido durante la exposición, y la exposición era muy larga, porque en la fotografía se ve una pequeña cascada al fondo y está borrosa.


Entonces sir Arthur Conan Doyle oyó hablar de las fotos y dijo que creía que eran reales en un artículo en una revista llamada The Strand. Pero él también se estaba comportando como un estúpido, porque si miras las fotografías ves que las hadas tienen exactamente el mismo aspecto que las hadas de los libros viejos, y tienen alas y vestidos y medias y zapatos, que es como si unos extraterrestres aterrizaran en la Tierra y fueran como Daleks de Doctor Who o soldados imperiales de la Estrella de la Muerte en La guerra de las galaxias o pequeños hombres verdes como los de los dibujos animados de extraterrestres.


En 1981, un hombre llamado Joe Cooper entrevistó a Elsie Wright y Frances Griffiths para un artículo en The Unexplained, una revista sobre sucesos inexplicables, y Elsie Wright dijo que las 5 fotografías habían sido falsificadas y Frances Griffiths dijo que 4 habían sido falsificadas pero que una era real. Y dijeron que Elsie había dibujado las hadas basándose en un libro llamado Princess Mary's Gift Book de Arthur Shepperson.


Y eso demuestra que a veces la gente quiere comportarse de manera estúpida y no quiere saber la verdad.


Y demuestra que algo llamado la navaja de Occam es cierto.







EL PROBLEMA DE MONTY HALL (El curioso incidente del perro a medianoche, Mark Haddon)

He aquí una famosa historia llamada El Problema de Monty Hall, que he incluido en este libro porque ilustra lo que quiero decir.


Había una columna titulada «Pregúntale a Marilyn» en una revista llamada Parade, en Estados Unidos. Y esa columna la escribía Marilyn vos Savant y en la revista se decía que tenía el mayor coeficiente intelectual del mundo según el Libro Guinness de los Récords. En la columna respondía a preguntas sobre matemáticas enviadas por los lectores.


En septiembre de 1990, Craig F. Whitaker, de Columbia, Maryland, envió la siguiente pregunta (pero no es lo que se llama una cita directa porque la he simplificado y la he hecho más fácil de entender).


Estás en un concurso en la televisión. En este concurso la idea es ganar como premio un coche. El locutor del programa te enseña tres puertas. Dice que hay un coche detrás de una de las puertas y que detrás de las otras dos hay cabras. Te pide que elijas una puerta. Tú eliges una puerta, que no se abre todavía. Entonces, el locutor abre una de las puertas que tú no has elegido y muestra una cabra (porque él sabe lo que hay detrás de las puertas). Entonces dice que tienes una última oportunidad de cambiar de opinión antes de que las puertas se abran y consigas un coche o una cabra. Te pregunta si quieres cambiar de idea y elegir la otra puerta sin abrir. ¿Qué debes hacer?



Marilyn vos Savant dijo que siempre debías cambiar y elegir la última puerta, porque las posibilidades de que hubiese un coche detrás de esa puerta eran de 2 sobre 3.

Pero si usas la intuición decides que las posibilidades son de 50 y 50, porque crees que hay igual número de posibilidades de que el coche esté detrás de cualquiera de las puertas.

Mucha gente escribió a la revista para decir que Marilyn vos Savant se equivocaba, incluso después de que ella explicara detalladamente por qué tenía razón. El 92% de las cartas que recibió sobre el problema decían que estaba equivocada y muchas de esas cartas eran de matemáticos y científicos. (...)


O sea que si cambias de puerta, 2 veces de 3 ganas el coche. Y si te quedas la puerta, sólo ganas el coche 1 vez de 3.

Esto demuestra que la intuición puede hacer a veces que nos equivoquemos. Y la intuición es lo que la gente utiliza en la vida para tomar decisiones. Pero la lógica puede ayudarte a deducir la respuesta correcta.

CUANDO EL UNIVERSO HAYA ACABADO DE EXPLOTAR (El curioso incidente del perro a medianoche, Mark Haddon)

Cuando el universo haya acabado de explotar, las estrellas disminuirán su velocidad, como una pelota lanzada al aire, hasta detenerse y volver a caer hacia el centro del universo. Entonces nada nos impedirá ver todas las estrellas del mundo porque todas vendrán hacia nosotros, cada vez más rápido, y sabremos que pronto llegará el fin del mundo porque al alzar la mirada hacia el cielo por las noches no habrá oscuridad, sino la luz resplandeciente de billones de estrellas que se acercan.




LO QUE DE VERDAD PASA CUANDO TE MUERES (El curioso incidente del perro a medianoche, Mark Haddon)


A mí me parece que la gente cree en el cielo porque no le gusta la idea de morirse, porque quiere seguir viviendo y no le gusta la idea de que otras personas se muden a su casa y echen sus cosas a la basura. (...)

Lo que de verdad pasa cuando te mueres es que tu cerebro deja de funcionar y el cuerpo se pudre, como el de Conejo cuando se murió y lo enterramos al fondo del jardín. Todas sus moléculas se descompusieron en otras moléculas y pasaron a la tierra y se las comieron los gusanos y pasaron a las plantas. Si vamos y cavamos en el mismo sitio al cabo de 10 años, no quedará nada excepto su esqueleto. Y al cabo de 1.000 años, hasta el esqueleto habrá desaparecido. Pero eso está bien, porque ahora forma parte de las flores y del manzano y del matorral de espino.

A veces, cuando las personas se mueren, las ponen en ataúdes, lo que significa que no se mezclan con la tierra durante muchísimo tiempo, hasta que la madera del ataúd se pudre.

Pero a Madre la incineraron. Eso quiere decir que la metieron en un ataúd y lo quemaron y redujeron a cenizas y a humo. Yo no sé qué se hace de las cenizas, no pude preguntarlo en el crematorio porque no fui al funeral. Pero el humo sale por la chimenea y se dispersa en el aire, y a veces levanto la vista al cielo y pienso en que allá arriba hay moléculas de Madre, o en las nubes sobre África o el Antártico, o en forma de lluvia en las selvas de Brasil, o de nieve en alguna parte.


domingo, 8 de julio de 2018

80 VECES (Rozalen)




No me creo que no aparecieras en aquel concierto
No me creo tenerte tan cerca y a la vez tan lejos
No me creo que no seas capaz de echarme de menos
Esa facilidad para tachar recuerdos
Que no te gusten los besos
No me creo que seas tan cobarde y no cumplas promesas
Que me hayas anulado y desaparecieras 
Que este llorando por ti
Mañana al salir el sol 
Se habrá borrado para siempre del colchón tu olor
Que 80 son las veces que al día me acuerdo de ti
Las mismas que recuerdo que te tengo que olvidar
Hoy me he preguntado 80 veces que porque sigues presente en mi
Que porque sigo creyendo que tienes que ser tu quien me hará reír 
Sino me aportas nada , no te importo nada 
En lo único que piensas en ti
No me creo haber ganado un juego perdido
No me creo que se haya esfumado tu miedo a la soledad
No me creo que no seas capaz de echarme de menos
Esa facilidad para tachar recuerdos
Que no te gusten los besos
No me creo que seas tan cobarde y no cumplas promesas
Que me hayas anulado y desaparecieras
Que este llorando por ti
Mañana al salir el sol 
Se habra borrado para siempre del colchon tu olor
Que 80 son las veces que al dia me acuerdo de ti 
Las mismas que recuerdo que te tengo que olvidar
Mañana al salir el sol 
Se habra borrado para siempre del colchon tu olor
Que 80 son las veces que al dia me acuerdo de ti 
Las mismas que recuerdo que te tengo que olvidar


Autores de la canción: Maria De Los Angeles Rozalen Ortuno



domingo, 18 de febrero de 2018

domingo, 4 de febrero de 2018

LA LUNA (Jaime SABINES)




La luna
Por Jaime Sabines
Antología poética Jaime Sabines
México, 2005

La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía
Un pedazo de luna en el bolsillo
es el mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que nadie lo sepa
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir


Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.

viernes, 19 de enero de 2018

POEMA VISUAL


      A lo mejor es que estoy tierna o con el corazón a flor de piel, pero hace unas horas he visto uno de los poemas más inmensos que las escenas de calle me hayan permitido nunca contemplar: 

     Cuatro personas caminan juntas, pero delante el abuelo, llevando a costillas a un niño de unos 6 años, medio despendolado, con una pierna asomando por el hombro izquierdo del abuelo y la cabeza entre su codo y su costado, y con su mochila a la espalda.  

     A unos poquitos pasos por detrás, la abuela con una niña de unos tres años de la mano. La niña lleva su osito en la mano, la abuela una bolsa de supermercado. 

        Lo que más me llama la atención, porque me ciega su brillo, es la sonrisa de la niña. Una sonrisa como la que tengo ahora yo recordándola. Y mira hacia arriba, como hacia el cielo, pero es a la abuela, y le dice:


 - Abuela... 

- ¡Dime, preciosa! 

- Te quiero. 

     Pero ha sido un te quiero radiante, lleno, como si encerrase dentro todos los tequieros que todos los abuelos del planeta se merecen y esperan.

    Y, como era inevitable, esta vez, más que caérseme, he perdido los calcetines al ver que el invierno entero se descongelaba en un instante.



viernes, 3 de noviembre de 2017

"NACEMOS ASÍ, DESPUÉS NOS COMPLICAMOS"


     Hoy he leído la frase del título en una entrada de Gabriel Tizón, acompañando una de sus fotografías, y la he aprovechado para volcar un hormigueo, un comecome... que tengo a veces.



   Todavía me río (con lágrimas incluso) cuando escucho conversaciones de "mis" niños, distintos cada año, y siempre los mismos. Son ellos, pero soy yo también, hace nada. Y fueron mis padres. Y mis abuelos, y mis primeros ancestros... ¿Cómo se tiñe la infancia después de tanta rabia, odio, amargura, resentimiento...? Esa infancia, donde no tenemos nada y somos dueños del mundo, ¿qué o quién nos la roba?

    Apenas llevo dos meses, y ya me he reído escuchando una charla privada entre dos personas de 9 años para quienes, el ritmo del paso del tiempo es taaaaaaaaaaaan lento, que han vivido los 4 últimos años como un adulto viviría 40. Es un aula en la que hay niños desde 3 a 9, por lo que conviven unos con experiencias dirigidas a los otros. En una de esas situaciones, mientras los mayores hacían actividades en cuaderno, los más pequeños estaban almorzando a la vez que visionaban canciones de un método de lectura llamado Letrilandia. La pareja de 9 años inició esta conversación:

- ¡Mira, Mire, lo que nos ponían a nosotros cuando éramos pequeños!
- ¡Es verdad, con la tía ésa! (la cantante, de unos 30 años en los vídeos que ellos vieron hace 4 años).
- Ufff, la tía ésa... Tiene que ser ya una vieja ¡anda que no han pasado años! Tiene que estar hecha polvo.
- A lo mejor ya se ha muerto. (Sin dramatismo. Con la aceptación de los sucesos esperables). 

   Me tuve que dar la vuelta para reírme. Me río también cuando el de 4 me dice que no quiere ponerle mi pelo a un dibujo suyo, calvo de momento, porque yo tengo el pelo "arrugado" (ya es lo último que esperaba que se me pudiera arrugar también), cuando los veo organizar una procesión con destartaladas cajas guardajuguetes al hombro y el pequeño afirma traer las llaves de la misa, cuando les veo convertir una espada hecha con dos trozos de madera apuntalados, en cruz para una tumba improvisada mientras una de 8 años llora (entre risas) con exageración: ¿Por qué, padre, por qué, con lo joven que eras? (lo que se están perdiendo los patios donde el fútbol invade/asfixia todo el espacio físico de recreo) y cuando son piratas, pero con cargos modernos, porque uno es el que guarda el dinero, otro el que hace los planes, etc. Y me río con mis otros niños más cercanos, los de mi familia, de diferentes edades también, con sus estrategias para resolver situaciones, con sus modos particulares de afrontar las cosas, con las risas de Darío tirando torres o corriendo con el patopatopato.

   Me río y, a la vez que me río, miro de cerca al mundo adulto (conmigo dentro) en el mismo entorno, codo a codo con lo que acabo de describir y, sin embargo, en una esfera tan ajena, estresados con papeleos inútiles, suspicaces hasta el extremo con las palabras de otro, a la defensiva, acorazados, apresurados,  amargados, preocupados, grises como los hombres de Momo... viviendo esos 400 años desde el primer visionado de Letrilandia acelerados y sincopados en 4 segundos. 

   Y siento una dulce nostalgia. Una pena profunda. Una envidia infinita. 



lunes, 24 de abril de 2017

PA AMB OLI I SAL (Blaumut)





PA AMB OLI I SAL
Fes una foto del terrat,que des d’aquí puc veure Mart.La roba estesa, el meu agost,un camp d’espigues i cargols.Esperarem que passi el fredi sota l’arbre parlarem de tot.Un bioritme elemental,un mar d’antenes i animals.
Els astronautes volen baix,
els núvols passen com qui no diu res.
Amb les butxaques a les mans,
caminarem els passos d’altres peus.
Esmorzarem pa amb oli i sal,
ho vestirem amb unes copes de vi.
Deixant de banda la ciutat,
la tarda és llarga, i portser més, molt més, la nit.
Un altre lloc, un altre temps,
on parlarem amb altres veus.
El meu secret subtitulat,
camins d’arròs, camins de blat.
Esperarem que baixi el sol,
i sota l’arbre parlarem del temps.
Un bioritme elemental,
un tros de vida artificial.
Els astronautes volen baix,
els núvols passen com qui no diu res.
Amb les butxaques a les mans,
caminarem els passos d’altres peus.
Esmorzarem pa amb oli i sal,
ho vestirem amb unes copes de vi.
Deixant de banda la ciutat,
la tarda és llarga, i portser més, molt més, la nit.

PAN CON ACEITE Y SAL
Haz una foto de la azotea,
que desde aquí se puede ver Marte.
La ropa tendida, mi agosto,
un campo de espigas y caracoles.
Esperaremos a que pase el frío
y bajo el árbol hablaremos de todo.
Un biorritmo elemental,
un mar de antenas y animales.
Los astronautas vuelan bajo,
las nubes pasan como quien no quiere la cosa.
Con los bolsillos en las manos,
caminaremos los pasos de otros pies.
Desayunaremos pan con aceite y sal,
lo acompañaremos con unas copas de vino.
Dejando a un lado la ciudad,
la tarde es larga, y puede que la noche lo sea más, mucho más.
Otro lugar, otro tiempo,
donde hablaremos con otras voces.
Mi secreto subtitulado,
caminos de arroz, caminos de trigo.
Esperaremos a que caiga el sol,
y bajo el árbol hablaremos del tiempo.
Un biorritmo elemental,
un trozo de vida artificial.
Los astronautas vuelan bajo,
las nubes pasan como quien no quiere la cosa.
Con los bolsillos en las manos,
caminaremos los pasos de otros pies.
Desayunaremos pan con aceite y sal,
lo acompañaremos con unas copas de vino.
Dejando a un lado la ciudad,
la tarde es larga, y puede que la noche lo sea más, mucho más.

sábado, 18 de febrero de 2017

LA CASA DE MIS PADRES (QUIQUE GONZÁLEZ Y LOS DETECTIVES)




Soñar con tus propias armas
Meter la lengua por la cerradura
Encontrar telarañas en el cierre de
La dentadura

Papa, la casa huele a mama
Necesita una mano de pintura
Necesito un as y una herradura
Para vivir como me dé la gana

Batiendo mis propias marcas
Perdiendo en una apuesta segura
Necesito un frac y una armadura
Para seguir esquivando las balas

Papa, la casa huele a mama
Y la vida siempre pasa la factura
Necesito luz, infraestructura
Para pensar en pasado mañana

Volar con mis propias alas
Saber si necesitas ayuda
Bienvenido al club
Vibra y satura
Bajo la luna de Semana Santa

Dormir con las botas puestas
Soñar entre canciones de cuna
Bienvenido al club
Nadie te cura
En la basura de las horas muertas

Luchar con la puta culpa
Saber ni necesitas ayuda
Necesito luz, la última curva
Para vivir como me dé la gana

Papa, la casa huele a mama.

sábado, 15 de octubre de 2016

TE QUIERO ESCRIBIR QUE TE QUIERO


Yo te quiero escribir. Quiero dejar constancia de que perteneciste y seguirás formando parte de mi vida hasta que se me apague también. Llevo días intentándolo y no soy capaz, porque cada vez que te imagino te veo ríendo, puedo escuchar tu risa vívidamente, pero si me pongo a escribir me hago consciente de que tengo que atesorar esa risa en mis recuerdos, y lloro y pienso que debería sacármela y grabármela para cuando mi memoria sea tan frágil que se me llegue a borrar esa risa tuya, contagiosa, cantarina, limpia, borradora de malos ratos pasados y malos pensamientos, esa risa tuya que ahora sé que no podré recuperar si se me borra. Y tu risa, el pensamiento de perderla, me arranca un llanto inconsolable.

Yo te quiero escribir. Quiero que no se me borre nunca que eres un pedazo inmenso de mi corazón, que el tuyo era tan grande que se hizo enseguida un sitio gigantesco en el mío y que no quiero dejarlo hueco. Que me quisiste desde que me conociste, incondicionalmente, y para siempre...

Quiero escribirte para hablar de tus pestiños, de tus acedías y de tu cazón en adobo. De que eres de mis personas favoritas del planeta (y no tengo muchas). Para hablar del brillo de tus ojos, esos ojos tuyos que ahora estarán eclipsando a las estrellas, de la caja de sorpresas que era tu vida, quiero hablar de las fotos de tu álbum, de que me refugiaste incluso cuando no lo necesitara (y no estoy hablando de techos ni de camas). Quiero escribirte y dejar escrito que te quiero, que te quiero muchísimo. Pero no puedo parar de llorar, y se me agolpan los recuerdos y, sobre todo, las emociones, y me desbordan en cascada, y tengo que dejarlo, porque quiero escribirte y escribirte bonito y no dejarme nada, y porque aunque yo quiero escribirte, Carmen, lo que de verdad quiero, lo que me gustaría más que nada en estos momentos, es echar el tiempo 15 días atrás y no sentir ahora la necesidad de escribirte. 

Yo quiero escribirte, mi mami2, y lo haré con más ánimo, con más orden, con mejores palabras, sin dejarme nada, con la alegría que mereces que te devuelva, con más detalles, con más calma,... pero no con más corazón, porque ahora mismo lo tengo hecho pedacitos huecos que me va a costar un poco recomponer e imposible volver a llenar.






viernes, 1 de julio de 2016

¡OJALÁ HUBIESE AGUANTADO MÁS!


Ayer, con la parabólica activada sin querer, me llegó el secreto de la eterna juventud.

Estaba un científico de 5 años, preocupado por su futuro escolar, preguntándole a su hermano de 7 si sus amigos eran de 2º. El hermano, un orador extraordinario, le explicó bien la situación: sus amigos ahora eran de 1º pero el curso que viene serían de 2º.

No sabíamos muy bien por qué quería saberlo, pero enseguida nos descubrió su propósito:

- Yo el año que viene voy a ir a 1º y al otro año te voy a alcanzar ¿a que sí, mamá?

La madre le dio la razón: le iba a alcanzar, pero dentro de mucho mucho tiempo. El científico no escuchaba del todo las respuestas porque estaba inmerso en un intento de analizar causas, atar cabos y planificar estrategias, y concluyó:

- Es que yo aguanté más en tu tripa, por eso tengo sólo 5 años.

La madre asintió, pero desmontó esa pequeña victoria que se acababa de conceder, diciéndole que su otro hermano, de 2 años, aún había aguantado más: Había aguantado 3 años más en la tripa de mamá. Pero al científico le daba igual, porque su competición era con el de 7, y él había aguantado más.

¡Si llego a saber ese truco, habría aguantado 20 años! Ahora que lo sé no dejo de preguntarme si funciona igual si, una vez fuera, vuelves a entrar. Por si acaso... ¡prepárate mamá!

©National Geographic



martes, 28 de junio de 2016

VEINTE AÑOS ATRÁS (Omara Portuondo y Compay Segundo)



¿Qué te importa que te ame
Si tú no me quieres ya?
El amor que ya ha pasado
No se debe recordar.
Fui la ilusión de tu vida
Un día lejano ya
Hoy represento al pasado
No me puedo conformar
Hoy represento al pasado
No me puedo conformar
Si las cosas que uno quiere
Se pudieran alcanzar
Tú me quisieras lo mismo
Que veinte años atrás.
Con qué tristeza miramos
un amor que se nos va -es un pedazo del
alma que se arranca sin piedad.



LO INESPERADO (R. CREEK)






Antes me asombraba todo por desconocido. Ahora, que conozco mucho, me sigue asombrando todo por inesperado. Hace un tiempo escuché a una mujer aparentemente atáxica soñando con un amor de los que pudo haber sido y no fue. Esa descripción la añado yo, por resumir, pero ella nunca habría utilizado esas palabras, porque para ella fue (y es, al oírla no me cupo duda) un gran amor, un amor único, fugaz, de una sola mirada. No sé si al transcribirlo podré transmitir también la intensidad de su emoción y su recuerdo, pero, con mis palabras, ésta es la historia que escuché:

Aún sigo enamorada de él. Siempre me decía: espero un poquito más y ya. Y, a lo tonto, son quince años de amor que han pasado en un suspiro. Lo persigo en cualquier leve señal, cualquier azul o blanco me hace evocarlo. El mar, y por extensión el agua, me lo recuerdan. Los tejados de Estambul, cualquier cúpula, incluso cualquier tejado, me llenan de añoralgia. Los fados, los sirtakis, la chanson, la bossanova, la Semá... Las especias, la cocina emocional, los aromas dulces, los libros, las bibliotecas, la infancia, los dulces de miel y maní, el cine de lo cotidiano, de lo próximo y ajeno a la vez... 

Las cosas pequeñitas que nadie ve porque viven imbricadas en obras inmensas de inabarcable belleza. 

Las variaciones tenues que provocan sensaciones intensas: una brisa repentina y breve en medio de una calima que parece eterna; una nota en un parabrisas anunciando, de lejos, un gasto imprevisto, que se convierte, al acercarse, en un anónimo con sonrisa; un bebé saltarín en medio de una secuencia de días de tristeza impotente; un beso de auténtica alegría en una mañana que anunciaba que sería la de ayer y la del día siguiente...

La enorme aspiración de no aspirar a nada.

La ciencia de lo inútil y esencial.

El autosabotaje en huida de las consecuencias del éxito. 

El prodigioso talento de Sirio enmascarándose en estrella de mar.

Los roces fugaces con electricidad. De epidermis. De pupila. De cabello. De soplo respiratorio. De pestaña. De latido.

Los viajes solitarios a encantadores lugares sin encanto. Anodinos. Plenos de magia invisible, irretratable, ininstagramable.

Son tantos los activadores que desencadenan su vuelta en mi memoria, son tantas las veces que exhumo su mirada de entre los escombros de todas las miradas, que podría llenar un álbum familiar de cinco generaciones. Sin embargo, apenas si compartimos dos minutos y una foto que perdí, quizá en un acto fallido para poder recordarlo sin los contornos de una imagen estática, sin los límites de un tiempo y un lugar, sin el marco de lo que fue sin ser, y poder, así, convertirlo en un diamante con miles de facetas invitándome a mirar, a descubrir, a fabricar recuerdos, a imaginar futuros... A seguir buscándole entre mil actores, a alargar mis manos cuando cae la lluvia. A esperarle aún. Un poquito más.

lunes, 18 de abril de 2016

LAS SEMILLAS SUICIDAS (Galeano)

Desde hace unos trescientos sesenta millones de años, las plantas vienen produciendo semillas fecundadas, que generan nuevas plantas y nuevas semillas, y nunca han cobrado nada por ese favor que nos hacen.
Pero en 1998, fue otorgada a la empresa Delta and Pine la patente que santifica la producción y la venta de semillas estériles, que obligan a comprar nuevas semillas en cada siembra. A mediados de agosto del año 2006, la empresa Monsanto, de sacro nombre, se adueñó de la Delta and Pine, y también de la patente.


Así Monsanto consolidó su poder universal: las semillas estériles, llamadas semillas suicidas o semillas Terminator, integran el muy lucrativo negocio que también obliga a comprar herbicidas, pesticidas y otros venenos de la farmacia transgénica.

En la Pascua del año 2010, pocos meses después del terremoto, Haití recibió un gran regalo de Monsanto: sesenta mil bolsas de semillas producidas por la industria química. Los campesinos se juntaron para recibir la ofrenda, y quemaron todas las bolsas en una inmensa hoguera.

(De Los hijos de los días, Siglo XXI, Buenos Aires, 2012.)



lunes, 4 de abril de 2016

LAS CUARENTA (Francisco Gorrindo y Roberto Grela, 1937; por Antonio Carmona y Concha Buika)



Con el pucho de la vida apretao entre los labios,
la mirada turbia y fría, un poco lerdo el andar,
dobló la esquina del barrio y, curda ya de recuerdos,
como volcando un veneno, esto se le oyó acusar:

Vieja calle de mi barrio donde he dado el primer paso,
vuelvo a vos gastado el mazo en inútil barajar,
con una llaga en el pecho, con mi sueño hecho pedazos,
que me rompió en un abrazo que me diera la verdad.

Aprendí todo lo bueno, aprendí todo lo malo,
sé del beso que se compra, sé del beso que se da;
del amigo que es amigo siempre y cuando le convenga,
y sé que con mucha plata uno vale mucho más.

Aprendí que en esta vida hay que llorar si otros lloran,
y si la murga se ríe, uno se debe reír;
no pensar ni equivocado... ¡Para qué, si igual se vive!
¡Y además corres el riesgo que te bauticen gil!

La vez que quise ser bueno en la cara se me rieron;

cuando grité una injusticia, la fuerza me hizo callar;
la experiencia fue mi amante; el desengaño, mi amigo...
Toda carta tiene contra y toda contra se da.

Hoy no creo ni en mí mismo. Todo es truco, todo es falso,
y aquél, el que está más alto, es igual a los demás
Por eso, no has de extrañarte si, alguna noche, borracho,
me vieras pasar del brazo con quien no debo pasar.

Aprendí todo lo bueno, aprendí todo lo malo,
sé del beso que se compra, sé del beso que se da;
del amigo que es amigo siempre y cuando le convenga,
y sé que con mucha plata uno vale mucho más.

Aprendí que en esta vida hay que llorar si otros lloran,
y si la murga se ríe, uno se debe reír;
no pensar ni equivocado... ¡Para qué, si igual se vive!
¡Y además corres el riesgo que te bauticen gil!

Puerto moruno de Cai y puerto que te vi pasar...
con la esmeralda en el cielo, con la esmeralda en el mar...

Le pregunté yo a los santos,
una noche que llovía.
Le pregunté yo a los santos,
una noche que llovía,
a ver si tú me querías
tanto como me decías,
y los santos me dijeron
que era yo quien no sabía
si quererte.
ay ay ay, ay ay ay corazón...(bis)
échale semilla a las maracas p'a que suenen...(bis)

 
©Alberto Arroyo

domingo, 3 de abril de 2016

EL HOMBRITO DE ZAFRÓN


Ayer volví a recorrer el camino hacia el pueblecito de mi infancia. Siempre me ha dado pena volver (excepto cuando vino la Peña Alcohólica Gaditana). Me sucede en otros sitios y/o situaciones, pero especialmente allí: como una nostalgia de niñez perdida, de tiempos irrecuperables, de alma en pena. A esa tristeza se une, desde hace dos años, la de otra pérdida más, y así voy recorriendo todo el camino con una voz interior que hace que se me desangre el corazón de pura compresión. Todo lo pesado que se nos hacía por repetirnos siempre lo mismo, hace que ahora no pueda evitar escucharlo siempre, distrayéndonos con verdades o con tomaduras de pelo: la mina de Golpejas, casi única porque es a cielo abierto: ¿y de qué es, papá? ¡ah, pues yo qué sé! ¿cómo voy a saberlo? se conoce que en su día fue muy importante,... de arena será... Villarmayor, donde había que encontrar a la Guardia Civil escondida antes de que te encontrara a ti. El desvío de Ledesma, donde tocaba la cantinela del compañero que atrochaba por allí, pero que no sabía él si era cierto que se ahorraba tanto porque nunca le había dado por cogerlo, hasta que eligió probarlo ¡YA! aunque tuviese que frenar el autobús de línea para no tragarnos; pero también el pueblo de un nefasto recuerdo para siempre, el pueblo en el que pasamos una tarde de risas para regresar y encontrar a un hombre a quien había secuestrado la Risperidona para no devolvérnoslo jamás. En contraste, Villar de Peralonso y su gente siempre en fiestas, pasásemos en enero o en septiembre, ¡Mira, otra vez están en fiestas! nos decía riéndose y dejándonos alucinados y llenos de preguntas y propuestas para trasladarnos allí a vivir. Y todo porque jamás se tomaban la molestia de retirar unos banderines más castigados por el sol que las dunas del desierto. Ya no están los banderines, como tampoco están ya nuestras almas de fiesta cuando lo atravesamos. Vitigudino, donde siempre nos recordaba que le dio el nombre al Viti y el trágico accidente en el que un conocido atropelló y mató a un niño en bici. El cañito de Bebeyvete ¿ves? ¡siempre tiene un hilito! ¿has visto, has visto? Y había que parar. Siempre. A pesar de la curva y los sustos de mi madre. Y aunque ya no está en la ruta (la desviaron mucho antes de que él nos dejase), nosotros siempre lo vemos. Todos. Y lo nombramos. Y la cuesta hacia la calle Peligros, donde hay que pitar dos veces, aunque ya no sea necesario. También pité esta vez, haciéndole un brindis al cielo, y el muy cabrito hizo aparecer tres coches seguidos por los que tuve que esperar.

©Alberto Arroyo
He saltado el que da nombre al relato, Zafrón, donde también hay que pitar dos veces. En Zafrón se frena bruscamente porque empiezan, simultáneamente, una curva cerrada y el pueblo. Lo más fascinante es que detrás de la curva, indefectiblemente, está el hombrito de Zafrón sentado en el poyete de su casa, a la fresca o a la solana. E indefectiblemente también, el hombrito de Zafrón levanta el brazo derecho para saludar y nosotros le respondemos con un pitido doble y con nuestras manitas agitándose hasta que lo perdemos de vista. Creíamos siempre que conocía a mi padre, y nos encantaba verlo y saludarlo. Cuando, de adulta, he vuelto a pasar con otros compañeros, he visto que el hombrito de Zafrón es un lugar común: todo el que haya pasado con frecuencia por allí, espera verlo y saludarlo. Y todos sentimos una corriente inmensa de simpatía hacia él, por el mero hecho de que nos lleva saludando toda la vida. Nos ha saludando yendo a fiestas, viniendo de entierros, esperando con ansia la Navidad, volviendo encantados con los regalos de Reyes, yendo a celebrar cumpleaños casi centenarios, volviendo del trabajo... Es de nuestra familia. Y cuando no lo vemos, especulamos: hoy hace mucho frío, estará malito, se lo habrá llevado algún hijo... Y nos alegra inmensamente volver a verlo cuando internamente, sin verbalizarlo, habíamos temido lo peor.

El hombrito de Zafrón no está. Desde que se fue mi padre, he vuelto a recorrer esa ruta con frecuencia y no lo he visto más. Y a la angustia que arrastro todo el camino de ida y todo el camino de vuelta, se le une la pena de no poder saludar pitando dos veces en Zafrón. Seguro que mi padre lo hará por nosotros, donde quiera que estén los dos. Pero, por si acaso, y para que vuelvan, o para que me oigan, como yo los sigo oyendo/viendo a ellos, yo también seguiré pitando dos veces.

miércoles, 9 de marzo de 2016

NO SÉ NADA (Rodrigo Leão / Daniel Melingo)



Querido amigo, yo no sé nada, nada.
sólo sé que a la hora de jugar,
o a la hora de llorar,
no sé nada de nada.

Yo sé que hoy no pueden pedirme nada
porque hoy es el gran día,
el día de la paz y la felicidad.

Sólo sé que no sé nada,
corazón batiendo fuerte,
sentimiento de viajes,
sólo sé que no sé nada.

Tierra bendita, tierra linda,
mi corazón está ahí, donde debe estar,
batiendo fuerte en el pecho.

Llegará mi cuerpo, luego mi alma,
pero sabiendo sólo una cosa:
que nada sé.

Me despido, mi querido camarada,
le envío un gran saludo,
recordándole sólo una cosa.
Ya la sabe, ¿no?

Sólo sé que no sé nada,
corazón batiendo fuerte,
sentimiento de viajes,
sólo sé que no sé nada.


martes, 16 de febrero de 2016

EN ESTA TARDE GRIS (Cigala - Música: Mariano Mores. Letra: José María Contursi. 1941)



¡Qué ganas de llorar en esta tarde gris!
En su repiquetear, la lluvia habla de ti...
Remordimiento de saber
que, por mi culpa, nunca,
vida, nunca te veré.
Mis ojos al cerrar te ven igual que ayer,
temblando, al implorar de nuevo mi querer...
¡Y hoy es tu voz que vuelve a mí
en esta tarde gris!

Ven
—triste me decías-,
que en esta soledad
no puede más el alma mía...
Ven
y apiádate de mi dolor,
que estoy cansada de llorarte,
sufrir y esperarte
y hablar siempre a solas
con mi corazón.
Ven,
pues te quiero tanto,
que si no vienes hoy
voy a quedar ahogada en llanto...
No,
no puede ser que viva así,
con este amor clavado en mí
como una maldición.

No supe comprender tu desesperación
y alegre me alejé en alas de otro amor...
¡Qué solo y triste me encontré
cuando me vi tan lejos
y mi engaño comprobé!
Mis ojos al cerrar te ven igual que ayer,
temblando, al implorar de nuevo mi querer...
¡Y hoy es tu voz que sangra en mí,
en esta tarde gris!
 
©Banksy
 

O CUANDO LA DESMEMORIA ES NOSTALGIA: SE ME OLVIDÓ QUE TE OLVIDÉ (Lolita Colina -.Diego Cigala y Bebo Valdés)




Yo te recuerdo, cariño,
mucho fuiste para mí. 
Siempre te llamé mi encanto,
siempre te llamé mi vida,
hoy tu nombre se me olvida.
 
Se me olvidó que te olvidé,
se me olvidó que te dejé
lejos muy lejos de mi vida,
se me olvidó que ya no estás,
  y que ya ni me recordarás,
y me volvió a sangrar la herida...
 
Se me olvidó que te olvidé
y como nunca te encontré
entre las sombras a escondidas,
y la verdad, no se porqué,
se me olvidó que te olvidé
a mí que nada se me olvida.

© Scott Black

AMAR Y VIVIR (Consuelo Velázquez, ft. Diego El Cigala y Bebo Valdés)




¿Por qué no han de saber
que yo te amo, vida mía?
¿Por qué no he decirlo,
si fundes tu alma con el alma mía?
 Qué importa si, después,
nos ven llorar un día. 
Si acaso me preguntan,
diré que te quiero
 mucho todavía.

Se vive solamente una vez,
hay que aprender a querer y a reír,
hay que saber que la vida se aleja
y nos deja llorando quimeras.

No puedo arrepentirme después
de lo que pudo haber sido y no fue,
quiero gozar esta vida
teniéndote cerca de mí hasta que muera. 


SIRENA (M. BENEDETTI)


© Wing Shya
Tengo la convicción de que no existes
y sin embargo te oigo cada noche

te invento a veces con mi vanidad
o mi desolación o mi modorra

del infinito mar viene su asombro
lo escucho como un salmo y pese a todo

tan convencido estoy de que no existes
que te aguardo en mi sueño para luego