Un libro del siglo XVI rezaba: "los magos dicen que si una persona se frota a sí misma con un diente de león será bienvenido en todas partes y obtendrá lo que desee".

lunes, 16 de febrero de 2015

TE QUISE TANTO... (R. Creek)


El corazón no tiene límites, no tiene contornos temporales o geográficos que delimiten cuál es su territorio. No se ama hasta aquí o hasta tal día, o hasta tal distancia. No se ama tampoco hasta tal muro de lo permitido, no se detiene ante señales de peligro. El corazón es informe, desbordado, desbocado, temerario, loco...

Pero la cabeza sí atiende a razones y sabe de tiempos, de espacios, de dolores y de territorios vedados. Y, sobre todo, conoce mil estrategias para contarle cuentos chinos al corazón y refrenarlo, sabe crear un espejismo de fronteras y sabe hacer que el corazón se las crea y las respete mínimamente. A la cabeza le viene bien oxigenarse, distanciarse y tomar tiempo para inventarse todas esas patrañas con las que embalsamará al corazón para que vuelva a su sarcófago. Sagapó polí.



 ANDA (LE AUTE)

Anda,
quítate el vestido, las flores y las trampas,
ponte la desnuda violencia que recatas
y ven a mis brazos,
dejemos los datos,
seamos un cuerpo enamorado.

Anda,
deja que descubra los montes de tu mapa,
la concupiscencia secreta de tu alma
y ven a mis brazos,
dejemos los datos,
seamos un cuerpo enamorado.

Anda,
pídeme que viole las leyes que te encarnan,
que no quede intacto ni un poro en la batalla,
y ven a mis brazos,
dejemos los datos,
seamos un cuerpo enamorado.

Anda,
dime lo que sientes,
no temas si me matas,
que yo sólo entiendo tus labios como espadas,
y ven a mis brazos,
dejemos los datos,
seamos un cuerpo enamorado.


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