Un libro del siglo XVI rezaba: "los magos dicen que si una persona se frota a sí misma con un diente de león será bienvenido en todas partes y obtendrá lo que desee".

martes, 19 de mayo de 2009

QUE TAN CERO SOY (R. Creek)




Te merezco tan poco que te merezco un poema que tú ni soñaste.

Te merezco tan poco que merezco un adiós pero no para siempre.

Te merezco tan poco que merezco la amenaza de que tu sombra me persiga, me angustie, me aprisione, allá por donde vaya.

Te merezco tan poco que merezco los pibes que me sigan mas no los que me llamen madre.

Te merezco tan poco que no merezco siquiera lo bello omitido, bello que tampoco era tuyo ni de tus pensamientos.

Te merezco tan poco que no merezco, ni aún en el tercer chau, en el chau definitivo, más que remedos y remiendos, migajas que convertir en oro (este cuento me suena).

Te merezco tan poco que me seguirás negando, habiendo batido hace tiempo el Guiness de Pedro.

Te merezco tan poco que, ni invisible ya, te parezco lo suficientemente pequeña y me oprimes más para ver si perezco.

Te merezco tan poco que he llegado al confín de todos mis límites, al rebosado del rebosado de un vaso más que colmado y desbordado.

Ha sido duro, una vez más, ver que, vencidos mis miedos sin apenas resistencia, prendida en tus optimismos, me encontraba teniendo que lidiar con los tuyos. Luchar sin tregua ni esperanza de éxito, pues cuanto mayor era mi lucha, mayor tu resistencia. Luchar sola contra tus miedos. Luchar sin ti. Y luchar, por ti, contra ti que no sólo los alimentabas hasta convertirlos en terrores, sino que amagabas con envolverme en ellos y volverme aún más nada de lo que ya me espejabas.

Ha sido duro ver que nada era y que nada soy, pues como a nada me despides, sin la menor neurona o emoción propia en el gesto.

Ha sido duro ver que hasta la mayor cabrona gratuita y sin disfraz merece más que la nada en que me imaginas.

Pero yo no soy cero, ni lo he sido nunca. Me he hecho a un lado cuando te sobraba. Me he camuflado en tus sombras para poder mecerte desde ellas. Me he evanescido inodora cuando has querido embriagarte en otras esencias. Me he enterrado en mierda para poder brotar flores para ti. Me he deshecho de mí misma para crecerte si menguabas. Pero no soy nada ni aun cuando lo parezco. Tengo el poder mágico de hacerme cero tras un uno para que él sea 10. Tu torpeza es no mirar jamás tras de ti, no mirar bajo tus zapatos para despegar de la suela a quien pisaste cuando sólo buscaba alar tus pies si querías volar. No soy cero, no: Ni soy nada cuando me pisan, ni soy nada cuando me arrastran, ni soy nada cuando me reflejan cual si fuese fantasma, ni soy nada cuando me vacío para llenar a otro, ni soy nada frente al mayor de los ciegos, que es el que no quiere ver, porque hasta un ciego es (e)vidente si guarda la e-videncia de que puede tocar, oler, sentir,... ese algo que ha tomado por nada porque, al no ser capaz de verlo, lo ha ninguneado; sí, hasta un ciego ve si abandona la prepotencia de privar de existencia a todo lo que para él no es accesible a los ojos.

No soy 10, ni lo seré nunca. Soy apenas una curva de un número incompleto hasta que llegue el pedazo que me falta a desvelarme quién soy o para qué soy. Quizá no hayan de llegar pedazos de ningún tipo y sea ésta mi esencia, un ser sin terminar. Lo que sí que no soy ni seré es esa curva cerrada por el desengaño, una curva convertida en cero a fuerza de heridas que acorazar permanentemente. No soy tan cero y, si lo fuese, volvería a romperme tantas veces como hiciese falta para volver a ser un trocito incompleto. Quizá, finalmente y pese a mis resistencias, un trocito de la nada. Pero sólo "muy quizá". Un quizá que no alcanzaría nunca el mundo de lo posible de un Benedetti. Pero que se convertiría en certeza científica en la retina de un ciego voluntariamente asensorial. Me haré cachitos hasta olvidar que en tus ojos fui nada, me desharé en casi nada hasta que tú, que has sido mi infinito, seas, cuando renazca, nada; sí, será aún más arduo, pero hasta el infinito, cuando se le da la vuelta y se le desenlaza, se convierte en cero.

Yo sí te lo digo con mis palabras: Adiós, adieu, good bye, adío sas. En definitiva: kalinijta sin, ya nunca más, kalimera.

No hay comentarios :

Publicar un comentario