En 1917 pasó algo famoso llamado El caso de las hadas de Cottingley. 2 primas llamadas Frances Griffiths, que tenía 9 años, y Elsie Wright, que tenía 16 años, dijeron que solían jugar con hadas junto a un arroyo llamado Cottingley Beck y usaron la cámara del padre de Frances para tomar 5 fotografías de las hadas como ésta:

Pero no eran hadas de verdad. Eran dibujos sobre pedazos de papel que recortaron y sujetaron con alfileres, porque Elsie era una artista realmente buena.
Harold Snelling, que era un experto en fotografía falsificada, dijo:
Esas figuras danzantes no están hechas de papel o de tela; no están pintadas sobre un fondo fotográfico… pero lo que más me desconcierta es que todas esas figuras se han movido durante la exposición.
Pero se estaba comportando como un estúpido, porque el papel sí se habría movido durante la exposición, y la exposición era muy larga, porque en la fotografía se ve una pequeña cascada al fondo y está borrosa.
Entonces sir Arthur Conan Doyle oyó hablar de las fotos y dijo que creía que eran reales en un artículo en una revista llamada The Strand. Pero él también se estaba comportando como un estúpido, porque si miras las fotografías ves que las hadas tienen exactamente el mismo aspecto que las hadas de los libros viejos, y tienen alas y vestidos y medias y zapatos, que es como si unos extraterrestres aterrizaran en la Tierra y fueran como Daleks de Doctor Who o soldados imperiales de la Estrella de la Muerte en La guerra de las galaxias o pequeños hombres verdes como los de los dibujos animados de extraterrestres.
En 1981, un hombre llamado Joe Cooper entrevistó a Elsie Wright y Frances Griffiths para un artículo en The Unexplained, una revista sobre sucesos inexplicables, y Elsie Wright dijo que las 5 fotografías habían sido falsificadas y Frances Griffiths dijo que 4 habían sido falsificadas pero que una era real. Y dijeron que Elsie había dibujado las hadas basándose en un libro llamado Princess Mary's Gift Book de Arthur Shepperson.
Y eso demuestra que a veces la gente quiere comportarse de manera estúpida y no quiere saber la verdad.
Y demuestra que algo llamado la navaja de Occam es cierto.